En muchos baños, es de lo más común que aparezca óxido en algunos elementos del baño como en lavabos o grifos. Este óxido se forma a partir de la corrosión que produce el agua sobre los elementos metálicos de la ducha o el lavabo, por el contacto permanente entre el agua y el metal.
En otro post, ya hablamos sobre cómo quitar el óxido del metal, del suelo y de los tejidos. Ahora hablaremos de cómo quitar el óxido de la bañera.
Cómo quitar manchas de óxido
Si nos encontramos con este problema, debemos eliminar el óxido lo antes posible, puesto que en caso contrario la corrosión se puede extender y será más difícil de quitar. Además, cuanto más tiempo lleve el óxido incrustado, más difícil será de limpiar.
Para quitar el óxido, hay remedios caseros que funcionan muy bien, como el limón, la sal, el bicarbonato o el vinagre. Estos productos tienen propiedades ácidas, por lo que ayudan a eliminar el ácido con rapidez y facilidad.
Eliminar el óxido con lejía
Tanto en los lavabos como en griferías, como en los recipientes donde depositamos el jabón o el champú, puede aparecer óxido por el contacto permanente del agua.
Si la mancha es muy rebelde y está incrustada, para quitar el óxido con eficacia, podemos verter un chorro generoso de lejía, dejando que actúe durante toda la noche (unas 12 horas) para después enjuagar bien con agua fría y retirar con un paño húmedo.
Esta operación también la podemos realizar para eliminar el óxido de la bañera, enjuagando y repasando bien con un paño húmedo, para eliminar la suciedad, que se habrá desincrustado y se podrá limpiar fácilmente.
Eliminar el óxido con vinagre
Para eliminar el óxido con vinagre, lo que debemos hacer es rociar con un buen chorro de vinagre o de zumo de limón la mancha de óxido, directamente. Si la zona se ha extendido y ocupa una zona amplia en la bañera, la mejor opción será empapar un paño seco con vinagre o zumo de limón y frotar con fuerza la mancha de óxido.
Una vez que la zona afectada está bien empapada, dejaremos actuar para que las propiedades ácidas hagan su efecto. Notaremos cómo va desapareciendo la mancha poco a poco. Cuando esté más clara, señal inequívoca de que el óxido se está eliminando, enjuagamos la bañera con un buen chorro de agua fría, y pasamos un paño con cuidado, para retirar toda la suciedad.
Si la mancha está ya muy incrustada porque ha pasado mucho tiempo, lo mejor es quitar el óxido repitiendo la operación tantas veces como sea necesario, hasta que la mancha desaparezca por completo.
Eliminar el óxido con bicarbonato de sodio
Un preparado casero a base de bicarbonato de sodio (una cucharada) crema tártara (una cucharada) y el zumo de un limón funcionarán muy bien para quitar el óxido fácilmente.
Si no sabemos lo que es la crema tártara, se trata de un ingrediente fácil de encontrar, para hacer recetas de repostería, y muy eficaz para eliminar el óxido, combinado con el limón y el bicarbonato. El bicarbonato no solo tiene una gran utilidad farmacológica, sino que es un gran desinfectante y limpiador, que elimina con facilidad manchas y bacterias. La solución de bicarbonato con zumo de limón es muy efectiva para eliminar el óxido cuando se producen cercos que son más difíciles de quitar.
En un recipiente echaremos el zumo de un limón, el bicarbonato y la crema tártara, hasta que consigamos hacer una pasta consistente. Con esta pasta cubriremos bien la mancha de óxido, dejando actuar durante, al menos, una hora. Una vez que ha transcurrido este tiempo, frotamos bien la zona afectada por el óxido con un cepillo y vertemos agua fría para acabar de enjuagar, quitando con un paño húmedo los restos de suciedad.
Si en la primera operación, la mancha de óxido no ha acabado de salir, debemos repetirla, porque con toda seguridad se habrá ablandado, y será más fácil que salga bien la segunda vez.
Eliminar el óxido con sal
También podemos hacer una mezcla con limón (tiene además un alto poder desengrasante, luego es perfecto para limpiar) y un cuarto de vaso de sal de cocina. Echamos el limón en las zonas afectadas por el óxido, y después cubrimos la zona con sal (la sal tiene propiedades abrasivas, ideales para atacar el óxido). Dejamos actuar la mezcla durante unas 3 ó 4 horas, y después enjuagamos con un chorro de agua fría y pasamos un paño húmedo para eliminar los restos de suciedad.
El óxido es fácil de quitar, todo depende de lo incrustado que esté. Pero con productos caseros como el limón, el vinagre blanco y la sal, desaparece sin mucho esfuerzo de las superficies metálicas que están en permanente contacto con el agua. Eso sí, hay que vigilar y controlar, para quitarlo en cuanto aparezca.