La llegada del calor es algo que casi todos los españoles esperamos con muchas ganas, pero hay algo que podría estropear una bonita tarde de verano: estrenar sandalias. Ese calzado que compraste con tanto capricho en la zapatería ha pasado a convertirse en el peor enemigo de tus pies.
Pero tranquila, si has adquirido calzado nuevo y te has dado cuenta de que te roza, no dejes de estrenar sandalias por ello. Mejor aplicar estos trucos antes que renunciar al placer de comprar y estrenar unas bonitas sandalias, un calzado con el que llevamos meses soñando. ¡Toma nota, comenzamos!
Remedios para evitar el roce del calzado nuevo
1. Bálsamos protectores
Desde hace unos años, ciertas marcas ofrecen bálsamos protectores para los pies en formato stick que funcionan a la perfección. Sus fórmulas ofrecen una textura de cera consiguiendo crear una película protectora en las zonas elegidas para reducir las rozaduras y el riesgo de heridas. Consiguen evitar el roce del calzado nuevo haciendo que resbale sobre la piel y son muy efectivos.
2. Crema hidratante
Estrenar sandalias sin dolor es posible aplicando crema hidratante en el calzado para suavizar la piel de los mismos. Esta estrategia también puedes utilizarla para ablandar las tiras de piel del calzado nuevo que, a priori, podrían ocasionarte rozaduras indeseadas por la falta de uso.
3. Polvos de talco
Ten en cuenta que uno de los motivos por los que suelen formarse ampollas y rozaduras en verano es el sudor, no el hecho de estrenar sandalias. De modo que mantener los pies lo más secos posible es una de las claves para evitar heridas. Para ello, aplica polvos de talco sobre la planta del pie, en el empeine y entre los dedos cada vez que sea necesario para que la zona esté siempre alejada de la humedad.
4. Aplica frío al calzado
Este truco también tiene bastantes años y consiste en llenar hasta la mitad una bolsa de congelar alimentos con agua, introducirla en tu calzado nuevo y meterlo dentro del congelador. Al congelarse el agua, la bolsa aumentará de tamaño y dará de sí las sandalias. Recuerda ponértelos después de este proceso para que se adapten de inmediato a la forma de tus pies, de lo contrario, no habrá servido de nada.
5. Masajea tus pies por las noches
Es recomendable hacerse un masaje de pies reparador todas las noches para recuperar en la planta de los pies ese volumen que amortigua el impacto de llevar tacones. Basta con hacerlo 20 segundos con una buena crema de pies, así como también es fundamental la exfoliación para evitar el roce del calzado nuevo. Aprovecha tras un baño caliente para hacerlo y puedes repetir la operación hasta tres veces por semana para mantener la piel elástica y a prueba de rozaduras.
6. Utiliza crema de pies
Una hidratación adecuada tornará la piel más fuerte, lo que significa que puedes evitar las zonas agrietadas y secas. Hazte con una buena crema para pies y aplícala todas las noches para que, al día siguiente, la piel esté elástica y resistente, sobre todo si vas a estrenar sandalias. Puedes cubrir los pies con un plástico después de aplicarte la crema hidratante para que penetre mejor en la piel.
7. Realiza pedicuras a menudo
Aconsejamos también hacerse una pedicura cada 10 días más o menos antes de la época de las sandalias para evitar el roce del calzado nuevo. No es necesario que pintes las uñas si no quieres, pero lo cierto es que tener las uñas cuidadas puede ahorrarte más de un quebradero de cabeza a la hora de estrenar sandalias enseñando los dedos.
8. Prueba el calzado primero en casa
Si hace poco que has adquirido calzado nuevo, lo mejor es probarlo en casa antes de salir a bailar o a dar un paseo por la ciudad. En cualquier caso, si acabas de estrenar sandalias y las pruebas en casa con éxito, te recomendamos que, al menos los primeros días, hagas el camino de ida y vuelta al trabajo en transporte público, por si acaso. Tampoco aconsejamos utilizar unas sandalias recién adquiridas para trabajar si vas a pasar mucho tiempo de pie, sobre todo si son de tacón.
9. Alterna el calzado
Al pasar muchas horas con el mismo calzado, por muy bien que te quede, acabarás con los pies maltratados y sufrirás hasta con tu calzado más cómodo. Para evitarlo, trata de combinar el calzado nuevo con otro que tengas más confortable para que tus pies tengan un alivio y no haya tiempo para que se formen dolorosas rozaduras y ampollas difíciles de curar.
No es una mala idea, además, llevar un calzado de recambio en el bolso. Con el tiempo, cuando ya no te roce el calzado nuevo, podrás dejar de hacerlo.
10. Mejor prevenir que curar
Antes de estrenar sandalias, si estás segura de que te van a generar un problema y es probable que te acaben rozando, lo mejor que puedes hacer es ponerte un poco de esparadrapo o tiritas transparentes en los lugares exactos en los que sabes que el roce del calzado nuevo acabará convirtiéndose en herida.
Esta solución prevendrá que el calzado nuevo acabe rozándote, sobre todo el esparadrapo ya que puede aguantar durante horas, más que las tiritas aunque sea menos estético. Y nuestro último consejo; con la intención de prevenir antes que curar, no te olvides nunca de llevar en tu bolso esparadrapo, tiritas y un tarro pequeño de polvos de talco. Y ahora sí…, ¡a estrenar sandalias!