En España, durante el verano aprovechamos cualquier momento que tenemos libres para irnos a la playa o al monte. El calor y las buenas temperaturas invitan a salir de casa y desconectar en la costa o en lugar con verdes praderas. Lo más normal es que con nosotros llevemos una pequeña nevera con la comida y las bebidas. Para que este utensilio tan útil nos dé el resultado esperado y nos permita disfrutar de los alimentos fríos es preciso que en ocasiones nos ayudemos de los hielos.
[El truco para enfriar la cerveza en solo tres minutos sin necesidad de congelador]
Eso sí, hay que seguir una serie de recomendaciones para que aguanten en estado sólido lo máximo posible y que cuando abramos la nevera no nos encontremos un charco de agua en su interior. Tenemos a nuestro alcance la posibilidad de recurrir a los tradicionales bloques de plástico que se meten en el congelador y ayudan a rebajar la temperatura de la nevera portátil, pero en realidad no enfrían de la misma manera que unos cubitos de hielo.
Cómo hacer que el hielo dure más tiempo
El hielo se acabará derritiendo tarde o temprano, pero si ponemos de nuestra parte conseguiremos prolongar lo máximo posible su estado sólido. Lo agradeceremos tanto para enfriar el contenido de la nevera portátil que llevamos al campo o a la playa, como para echarlo a las bebidas.
Gracias a estos trucos tan eficientes podremos alargar la vida de los cubitos de hielo y que no se derritan tan rápido.
Hervir el agua
Puede parecer un tanto raro, pero si hervimos el agua que vamos a utilizar para rellenar las cubiteras conseguiremos que nos aguanten más los hielos. Esto es así debido a que el número de burbujas que se crean en su interior se acaba reduciendo.
De esta manera, el hielo permanecerá más compacto y durará más sin deshacerse.
También hay que tener en cuenta que cuando se emplea agua caliente para producir el hielo este se acabará haciendo mucho más rápido. Esto tiene una explicación bien sencilla. Y es que las partículas de agua caliente se mueven a más velocidad y se desprenden antes del calor, por lo que la solidificación se produce con más rapidez.
Utiliza sal gruesa
Si no tienes previsto usar los hielos para echarlos a la bebida, te proponemos que emplees sal gruesa para que el agua congelada se conserve durante más tiempo. Basta con meter los cubitos en un cubo con agua y sal gruesa. Esta combinación consigue crear una reacción endotérmica, la cual absorberá energía en forma de calor y el frío se conservará durante más tiempo.
Cubiteras lo más grandes posibles
En la medida de lo posible deberías elegir cubiteras de gran tamaño. Sobre todo para que los hielos sean grandes y así tarden más tiempo en derretirse. En el caso de que no tengas a mano una de importantes dimensiones puedes decantarte por un emplear una botella de plástico y meterla en el congelador. Conseguirás que el hielo no se deshaga tan rápido y además se podrá dar una segunda vida a una botella.
Escoge una nevera clara
Los colores de las neveras también resultan importantes. Y no se trata de una cuestión de estética. Al llevar con nosotros una nevera portátil de color claro, esta podrá mantener durante más tiempo el frío, ya que la tendencia es que las de color oscuro atraigan con más facilidad el calor y los rayos de sol.
Intenta que la pintura sea reflectante, para que de esa forma refleje los rayos, y permita que los cubitos aguanten más en su interior.
Ayúdate del papel de aluminio
Una buena opción que nos ayudará a conseguir nuestro objetivo pasa por forrar el interior de la nevera con papel de aluminio. Este material consigue mantener el frío, y por lo tanto, el hielo no se va a deshacer con tanta facilidad. Otra posibilidad pasa por envolver las latas y botellas con el papel de aluminio.
Al igual que funciona con las neveras, también es una propuesta muy a tener en cuenta cuando llevemos en el bolso o en la mochila bebidas frías. Bastará con cubrirla por dentro y el resultado será muy satisfactorio.
Recurrir a las bolsas de frío
Toda ayuda que nos permita conservar durante más tiempo los hielos en su estado natural será bienvenida. Si tienes en tu casa las clásicas compresas o bolsas azules de frío para tratar las lesiones, no dudes en llevarlas contigo a las excursiones. Un truco que puede resultarte de gran utilidad pasa por colocar estas bolsas entre las paredes de la neverita y el hielo.
Una toalla mojada
Un truco muy sencillo consiste en coger una toalla húmeda y envolver el exterior de la nevera o forrarla su interior con ella. Conseguirá aislar el hielo de la temperatura exterior. Otro método muy utilizado pasa por forrar las paredes de la neverita con papel de burbujas e introducir la toalla empapada.
Todas estas propuestas que te hemos mostrado resultan muy sencillas y están al alcance de cualquier persona. Lo mejor de todo es que no te implicarán un desembolso extra ni tendrás que hacerte con material nuevo. La mayoría de estos elementos ya los tenemos en casa y únicamente hay que saber utilizarlos correctamente.
La próxima vez que tengas previsto llevar la nevera contigo a la playa o al campo, no dudes en usar estos métodos caseros y tan efectivos para alargar la vida de los hielos.