El director científico de la Fundación Centro de Investigación en Enfermedades Neurológicas (CIEN), Jesús Ávila, aprovechó la inauguración del Congreso Internacional sobre Investigación e Innovación en Enfermedades Neurodegenerativas, para lanzar un titular que ha dado la vuelta al mundo: la reina Sofía ha sido propuesta como candidata al Premio Nobel de la Paz por una universidad de Estados Unidos por su compromiso con la investigación del alzheimer. De acuerdo con los estatutos de la Fundación Nobel, los nombres de los candidatos de cada año permanecen en secreto durante medio siglo así como los nombres de quienes los propusieron. Sin embargo cada año se conocen los nombres de los principales candidatos o bien porque lo filtran los propios nominados o quiénes les propusieron.
La propia Doña Sofía, presente en el acto, agradeció el gesto, consciente de que la nominación tiene pocos visos de prosperar. "Es una propuesta que no tiene pies ni cabeza. Todos los años se presentan muchas candidaturas sin sentido", opina a EL ESPAÑOL el periodista Jaime Peñafiel. De prosperar la reina emérita sería el primer miembro de una familia real que pugna por esta prestigiosa distinción. Peñafiel, que en su último libro Reinas y princesas sufridoras, relata los episodios más tristes de las reinas y princesas del siglo XX y XXI, se atreve aventurar que la nominación se quedará en eso, ya que "no tiene fundamento porque tampoco ha sido tan importante su labor como para recibir el Nobel".
"Yo admiro mucho a la reina Sofía porque ha desempeñado con dignidad y profesionalidad su papel primero como princesa, luego como reina y ahora como reina madre. Pero que sea candidata al Nobel de la Paz me parece una pasada. Pienso que es un galardón que engloba muchas más cosas", explica la periodista Rosa Villacastín. "Se supone que la labor institucional y solidaria que hace doña Sofía va implícita con lo que representa. Si se la hubiera propuesto por su participación en los proyectos internacionales sobre el desarrollo de la mujer rural a través de los microcréditos, quizás tendría otra proyección", matiza Villacastín, que ha conquistado el mercado iberomaericano con su novela La princesa Paca.
La propuesta de doña Sofía ha causado el mismo impacto, salvando las distancias, que en 2009, la concesión del Nobel de la Paz, al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Quien se lo concedió, el ex primer ministro noruego, Thorbjoern Jagland, presidía el comité del reconocimiento internacional desde 2009 hasta que fue destituido hace unos meses. Las razones del cese fueron los escándalos generados al haber otorgado el premio a personas poco comprometidas con la paz en el mundo.
"Si me dieran a elegir entre Obama y la reina Sofía, sin duda, en mi opinión tiene más mérito de Nobel la reina Sofía. Creo que es un orgullo para nosotros que una reina española esté nominada para los Premios Nobel. Dicho esto, también hay que añadir que está en una lista de candidatos con otros 275 nominados más por lo que parece complicado que pueda ser una de las últimas 5 candidaturas que opten al premio. La nominación tiene fundamento, porque su vida se ha dedicado a mejorar la vida de los demás, dentro y fuera de España", expone Fermín Urbiola, periodista y autor entre otros de La sonrisa que cautivó España, libro dedicado a Doña Sofía.
En pocas semanas en Noruega se hará público el nombre del ganador que recibirá el premio el próximo 10 de diciembre en el Ayuntamiento de Oslo en presencia de la familia real noruega. Leyendo los requisitos que el propio Alfred Nobel dejó escrito en su testamento como base para la adjudicación, uno puede hacerse sus propias quinielas. Se otorgará "a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz".
Presentarse es fácil
Una candidatura es considerada válida si es presentada por el miembro del Parlamento o el gobierno de un país, integrantes de cortes internacionales, rectores de universidades, ganadores del Nobel de la Paz, integrantes de los directorios de organizaciones que han sido distinguidas con el Nobel de la Paz, miembros y ex miembros del Comité Nobel Noruego y ex asesores de ese mismo comité. Deben ser presentadas antes del 1 de febrero de cada año. Para el mes de marzo el comité realiza un resumen del trabajo de cada uno de los candidatos y confecciona una lista de entre 20 y 30 nombres que es revisada entre marzo y agosto por el equipo de asesores del Comité. En octubre el comité, compuesto por cinco personas designadas por el Parlamento noruego, lleva a cabo una votación para elegir al ganador.
Otras candidaturas polémicas
En 2010 que el Nobel de la Paz fuera a manos del chino Liu Xiaobo provocó una crisis diplomática internacional. Dos años más tarde, la Unión Europea recibió esta distinción por su contribución a la paz y a la democracia. Muchas fueron las voces críticas que se alzaron contra lo que consideraban un error, ya que se estaba premiando a un organismo cuyos países tomaron parte en la guerra de Irak, en la de Afganistán y en otros conflictos. Pero medio siglo antes, hubo nominaciones mucho más políticamente incorrectas como la de Joseph Stalin, secretario general del Partido Comunista de la URSS, nominado en 1945 y 1948 por sus esfuerzos para poner fin a la Segunda Guerra Mundial.
Hitler estuvo nominado en 1939 al Nobel de la Paz. Le propuso un miembro del parlamento sueco, Brandt, un antifascista declarado que quiso satirizar la situación política del momento. Sin embargo, Mahatma Gandhi, uno de los símbolos más fuertes de la no violencia, fue nominado por primera vez en 1937, hasta en cinco ocasiones, y nunca le fue otorgado. No hay nada escrito, sobre este galardón. ¿Quién sabe si este año irá a parar a manos de doña Sofía?