Miguel Ángel Silvestre ha superado a su maestro Javier Bardem. No, no se sobresalten. No nos referimos al tema de la interpretación, aunque el de Castellón haya dado grandes pasos en su primer papel en Estados Unidos en la serie de los hermanos Wachowsky, Sense 8.
Si el marido de Penélope Cruz perdía su alergia por la prensa hace unos días, el protagonista de Velvet demostraba este martes durante la presentación de Netflix en el Matadero de Madrid que se ha licenciado con sobresaliente en eso de tratar con los medios.
Silvestre se convirtió en el auténtico protagonista del acto eclipsando a las estrellas internacionales que la compañía norteamericana había traído hasta la capital para darle glamour a su puesta de largo.
Y es que por mucha Taylor Schilling (Orange is the new black) o Carrie-Anne Moss (The Matrix) que desfilaron por la interminable alfombra roja instalada, Silvestre hizo méritos para todos los focos se dirigieran a él.
El joven actor no dudó en protestar ante los americanos cuando le pedían que se diera prisa en atender a los medios. “Dejadme unos minutos más”, demandó de forma educada. Silvestre no tenía reparo en romper con los estrictos tiempos marcados por Netflix.
Al igual que en la rueda de prensa celebrada por la mañana, todo estaba cronometrado y organizado al milímetro. Quince minutos para el discurso del jefe, veinte minutos para las estrellas, diez minutos para preguntas, fotos no permitidas durante la rueda, dos minutos para posar en el photocall.
Una forma de trabajar que llevó a los fotógrafos a protestar e incluso al enfado del actor Alfonso Bassave cuando uno de los americanos le pidió que por favor se retirara del photocall, que ya había terminado su turno.
Sin embargo, Silvestre no estaba dispuesto a que nada ensombreciera su noche, su día. Ni siquiera su rubor a hablar en inglés delante de la prensa española. “Es que me pongo nervioso si me miras”, le dijo con simpatía a una reportera. Sólo unos minutos se olvidaba de ese rubor para dejarse agarrar por otra periodista para bailar una bachata.
Ya al final del photocall, la actriz Rossy de Palma aguardaba para saludar al actor. “¡Amor! Qué alegría verte aquí”, le decía antes de fundirse en un abrazo. Los dos se han convertido en grandes amigos gracias a Pedro Almodovar, al cual acompañaron hace unos meses a Londres al estreno del musical Mujeres al borde de un ataque de nervios.
Dentro de la fiesta le aguardaban más rostros conocidos: Aura Garrido, Adriana Abenia, Marta Torné , Alba Flores, Eduardo Casanova, Jaime Cantizano, Álvaro Cervantes, Miguel Ángel Muñoz, Jan Cornet, Ricard Sales, Elena Furiase… y un largo etcétera de productores y profesionales de la televisión.
Afortunados todos ellos ya que, a pesar de la rigurosidad de los americanos en la organización del acto, a una gran cola de personas que aguardaban a las puertas, no se les permitió la entrada a la fiesta aunque contaban con invitación. Aforo completo, decían. Un auténtico caos.