Tres deseos tenía el genial diseñador Jesús del Pozo cuando vivía: recibir un cheque en blanco, tener un estudio taller más grande y publicar un libro que recordase en el tiempo su vida y su patrimonio como creador. Este miércoles no pudo ver hecho realidad este último. Jesús del Pozo (1946-2011) de Ediciones Turner es su libro tributo, que cuenta con los testimonios de las personas que más le trataron y veneraron.
Su consejera, mentora y amiga, la publicista Isabel Yanguas, emocionada, explicaba el día que le entregó el primero de los deseos: "Le llevé el cheque en blanco en una cajita de plata con un lazo. Fue durante una comida en nuestro restaurante favorito. Lo rompió pero le encantó la sorpresa y nos reímos mucho. También fue muy feliz en el ya mítico taller de la calle Almirante", recordaba ante más de un centenar de amigos que acudieron a la presentación en uno de los lugares que él veneraba, el Instituto Europeo di Design de Madrid.
Cuando uno abre el libro magníficamente editado y ojea sus 240 páginas parece que le está viendo a él, a sus telas, sus formas, sus colores... Lo que más se ensalzó durante la presentación fue su personalidad. "Destacaba su fragilidad, su delicadeza, pero también su carácter", decía la periodista Charo Izquierdo. Amiga del diseñador, quiso rendirle un pequeño homenaje luciendo un vestido de una de sus colecciones de hace 25 años. Una joya de terciopelo color fresa. "Vestía sin vestirnos. Era como un escultor", añadía.
Enrique Loewe, también presente, recordó que a él del Pozo le magnetizaba. "Te convencía enseguida. Yo compartí con él los comienzos de la Asociación de Creadores de Moda (ACME), que presidió hasta el año 2000. Fui con él hasta el Senado con las reivindicaciones y la verdad es que fue un éxito", recordaba Loewe.
Si algo le fascinaba a Jesús era el teatro. Destacaron sus trabajos como figurinista en el vestuario de Carmen, de Bizet (Teatro Real de Madrid, 1998); o la ópera Farnace, de Vivaldi, de la que también realizó la escenografía (Zarzuela, 2001). Acudía a las tertulias literarias del Café de Gijón con su inconfundible pañuelo y su estilo de poeta. Con el se podía hablar de moda pero también de coches, de política, de literatura y del mundo del perfume que tanto le interesó. Su primera fragancia Duende, a la que siguieron ocho esencias más.
Escondido entre la multitud presente pero atento, su sucesor, Josep Font, que se hizo a cargo de la firma, un año después de la muerte de Jesús. No tocó nada, ni el personal que había trabajado toda su vida al lado del pionero de la moda ni las bases de la marca. Hoy sus diseños están presentes en 50 países del mundo. Font ha evolucionado pero tiene la esencia del poeta, del maestro.
Iñaki Gabilondo, que también participó en la presentación, se refirió a la extraña sensación que tuvo cuando vio el primer desfile de Jesús del Pozo. "Yo era amigo consorte, porque quien realmente le conocía y me lo presentó fue mi mujer, Lola Carretero. Y Ana Belén, su musa, dónde el verbo de Jesús se hizo carne", añadió. Ésta no pudo estar presente porque tenía concierto en Barcelona.
Quien esto suscribe tuvo la oportunidad de pasar alguna tarde en la cestería de la calle Almirante, tocando sedas y escuchando embobada a un sabio con sonrisa contagiosa. Cuando llegué a casa tras la presentación del libro volví a leer la tarjeta que nos mandaste hace años a mí y a mi prima Inés, la primera vez que nos escuchaste en Punto Radio. El frasco de J.del Pozo In Black no lo usaré, es tu esencia que no se evaporará nunca.