Hace tres años la pareja más famosa del star system americano compró una mansión en el Oeste -no podía ser de otra forma- Los Ángeles inmersa en las colinas de Bel-Air -sí, la casa donde rodaron el Príncipe de Bel-Air está muy cerca. Pagaron nueve millones de dólares por la finca amarillenta de estilo toscano totalmente desfasada, para las pretensiones modernistas de la pareja. Decidieron renovarla inmediatamente: baños repujados en oro, frigoríficos cuajados de cristales Swarovski y camas de 200.000 mil euros recubiertas con la seda que componen las corbatas de Hermès y cabeceros con pieles traídas de Mongolia fue el resultado.
Durante la megalítica obra, en la que sólo quedaron los cimientos de la anterior, la pareja se mudó a casa de Kris Jenner (madre de Kim) en la zona de Calabasas para hacer más llevadera la espera. Había que rodar un reality y hacer caja en el transcurso. Después de invertir casi dos millones y medio en su primera casa como pareja famosa sale a la venta por 20 millones. Este es el precio inicial pero, según los portales inmobiliarios habrá lucha de ofertas y el precio podría llegar hasta los 30 millones.
Lo cierto, es que poco importa la exclusiva lanzada por TMZ. La archifamosa pareja se trasladó a (otra) megalítica mansión, ¿más acorde a sus egos? Una vez ya asentados como celebrities las neveras Swarovski y los baños de oro pasaron a mejor vida. La actual residencia de Hidden Hill -a veinte minutos de la casa de la madre de Kim- de estilo francés y algo más contenida pero más extensa incluye dos piscinas, ocho chimeneas, diez cuartos de baño y dos viñedos.