El edificio institucional que constituye el símbolo navideño por excelencia lo conforma la residencia de los Obama. Como si de un lienzo en blanco se tratara The White House celebra múltiples eventos alrededor del invento americano de la Navidad. Michelle Obama recibía junto a sus hijas el árbol en 2014. Un acto anual y cuasi anticuado en el que la familia espera a las puertas de 'su casa' la llegada del estratosférico abeto tirado por dos corceles negros.
Este año Sasha y Malia prefirieron 'saltarse' la bienvenida dejando a su madre sola ante cientos de medios que querían plasmar la tradición de la llegada. La hija mayor de los Obama, Malia de 17 años y la pequeña, Sasha de 14, están o han pasado la adolescencia por lo que poco a poco se retiran de los efectos navideños.
En estas fechas se concentran la mayoría de las apariciones de la representación de la familia estadounidense por antonomasia. Además, los cuatro miembros encendieron el árbol de Navidad para el público junto a la oscarizada Reese Witherspoon. Desde el escenario Barack desea Feliz Navidad a todo el pueblo norteamericano con especial recuerdo a las víctimas del tiroteo de San Bernardino: "Su pérdida es nuestra pérdida, porque todos somos una familia americana. Nos miramos los unos a los otros en los momentos buenos y en los malos. Y deben saber que todos se preocupan por ellos en esta época".
Michelle finaliza el acto con la lectura de un cuento de Navidad a dúo con la cerdita Peggy para jolgorio del público infantil que asiste en el parque La Elipsem, al sur de la valla de la Casa Blanca.
La primera dama también organiza una merienda para los hijos de los militares de misión en el extranjero y aprovecha para mostrarles las instalaciones navideñas confeccionadas ex profeso para los más pequeños. Una 68.000 personas recorrerán el circuito como si se tratara de un museo navideño en el interior de la casa presidencial más conocida del mundo.
Los niños visitantes pueden fantasear con la máquina de bolas de chicle preparada para estas fechas en uno de los halls de la residencia abiertos al público.
El pasillo que da acceso al comedor ha fascinado tanto por el horror vacui del techo que en pocos días consiguió ser una de las imágenes más vistas del año en Instagram.
El diseñador de Kenzo junto con Carolina Herrera fueron los responsables de la decoración como espectáculo central de la presentación. Herrera se encargó de China Room que decoró en tonos azules y blancos basándose en la vajilla personal de la familia. Humberto León, un estadounidense de origen peruano, y su compañera en la marca Kenzo, Carol Lim, se encargaron de la biblioteca presidencial, con un diseño que rinde homenaje a los más de 2.700 libros albergados en esa habitación.
"Quiero dar las gracias a los brillantes diseñadores que dedicaron su genio a elaborar estas mágicas decoraciones", dijo Michelle Obama en la presentación oficial de los adornos navideños, en un acto junto a decenas de familias de militares.
En la Sala Azul se encuentra el principal árbol de Navidad de este año, un abeto de 5 metros y medio que llega hasta el techo, adornado con bolas rojas, blancas y azules, con una guirnalda de estrellas doradas y con un lazo del que cuelgan mensajes para los militares del país.
Bo y Sunny, los dos perros de aguas portugueses (tienen un pelaje especial ya que Mr. Obama es alérgico a este animal) presiden uno de los salones con figuras representativas de los mismos realizadas con pelotas de tenis. Cada año las mascotas de los Obama son el motivo recurrente de la Navidad.
En la otra punta del charco su Majestad Isabel II deja entrever alguna dependencia real del Buckingham Palace en su ya mítico discurso navideño el 25 de diciembre. Renunció a figurar ante fotografías de sus hijos o nietos y recurrió a fotos de sus ancestros por lo que pueda pasar... Eso sí, los colores pastel, las perlas y el sempiterno árbol estuvieron presentes en el acto más importante del año en la residencia real.
El palacio vuelve a ser protagonista la noche del 31 de diciembre en cuya fachada luce algún motivo navideño intercalado con mensaje patrióticos en la real fachada.
El Palacio del Elíseo organiza una cena el miércoles antes de Navidad para 300 niños desfavorecidos. Bernadette Chirac se involucró con el evento, a Carla Bruni le gustaba repartir los regalos y Hollande cambió el salón de celebraciones para abrir el acto a más niños.
El año pasado fue la primera Navidad que el matrimonio Rajoy lo pasaba en Moncloa. La misma Viri es la encargada de decorar las estancias con bolas de Navidad y los tres belenes -que Zapatero desterró- dejando al margen al servicio institucional que se encargaba de los adornos navideños. Llegó a abaratar en un 30% la cuenta sobre gastos navideños. Al margen del ahorro se desconoce sí individualmente llevan a acabo acciones solidarias pero, ninguna cara al público. ¿Se contagiarán del espíritu navideño e invitarán a los más necesitados antes de dejar la Moncloa? Supondría un buen regalo de Navidad.