Luis Medina, de 35 años e hijo menor de la exquisita Naty Abascal, ha incendiado las redes sociales al compartir una foto con unas amigas acompañada de grosera etiqueta “Darosporfolladas". En lo que parece la sobremesa de una comida de amigos estaban entre otras, Alejandra Silva ( novia de Richard Gere), María Zurita, prima del rey o Alejandra Rojas.
Este lunes por la tarde y ante la presión social y mediática la eliminó de su cuenta. Un poco tarde, ya que a primera hora era trending topic. Ha habido reacciones de todo tipo, por un lado los que como él están a favor de hacer este tipo de comentarios sobre las mujeres : “Muy, pero que muy fan!!! Puto amo!!!” o la inmensa mayoría que han mostrado su desacuerdo: “Mucho postureo y luego vaya nivel!!!! Qué chabacano!!”, “Qué feo comentario”, “qué soez”. Incluso la RAE a través de su cuenta de Twitter ha informado que la forma del imperativo es “daos” y no “daros”, como utilizó Medina.
Un aristócrata sin título
Tal y como publicó LOC, Luis Medina, no tiene el título de conde de San Martín de Hoyos, aunque hasta ahora hubiera presumido de él. “Mi abuela me había dicho personalmente en una conversación privada que le gustaría que yo llevase ese título. Hace cuatro años, mi tío Ignacio (duque de Segorbe) me llamó para decirme que existía un documento firmado por mi abuela en el que me cedía el título", aclaró Medina en ¡Hola!.
“Lo único que puede haber sucedido es que haya cambiado de opinión y haya decidido que el título sea para él y no para mí. No voy a pleitear con él, pero que, de cuatro hermanos, uno tenga todos los títulos, me parece una distribución injusta.", confesaba.
Actualmente sigue soltero y según él mismo declara, su único amor por el momento se llama Tula, una perrita salchicha. Acumula varios fracasos empresariales y es difícil averiguar a qué se dedica. Sin embargo, su percha y su elegancia, le convirtieron en el perfecto anfitrión de Marta Ortega en el cumpleaños de Eugenia Silva hace una semana. Aunque se presta poco, cobra por evento o por acciones de marca, entre 10.000 y 15.000 euros. Este caso es un ejemplo claro, de que a veces, la elegancia no es sinónimo de educación.