Rectificar es de sabios. Es lo que nos decimos los pobres ignorantes para consolar nuestras cuitas. De modo que doy aquí, en este momento, un par de pasos hacia el resplandor de la sabiduría. Para que no se diga. Y es que hace justo un año, al arrancar su anterior temporada de ‘José Mota presenta…’, comencé mi chapa diciendo lo siguiente: “Este Mota no me Mata. Es decir, no acaba de ‘Motarme’… ¡de risa! Y eso que el tío pone, o trata de poner, toda la carne en el asador de su programa.
Por más que soy agradecido en cuestiones de humor. Tengo la risa fácil. Se Mata a sí mismo, en realidad, Mota, y lo hace pegándose un tiro en su propio pie izquierdo antes de salir de caza. Muy menor, la caza. Sobre todo tras ver las patéticas compañías con las que, en este temporada, se reúne”.
Ahí queda eso. Achacaba yo, por aquel entonces, la falta de sentido del humor a los que hacían de comparsa de José Mota en su programa. En la 1 de TVE, nada menos. A los ‘Tele Tipos’, de Telemadrid. Gajes de las sinergias televiseras. Una simbiosis que no llevó a nada bueno al humorista de Montiel. Dime con quién andas…
Sin embargo, el tiempo me ha quitado, además de un montón de pelambrera, la razón. Y me alegro. Puesto que, por lo visto en la primera entrega de esta nueva temporada, le empieza a sentar como un guante el traje nuevo de humorista oficial esta chirigotera nación de naciones nuestra. Cada vez. Hasta con algunos ‘Tele Tipos’ incluidos en el pack. Destacó, por encima de todos los sketches, el de ese Pedro Almodóvar entrevistado por Bertín Osborne en una parodia acertadísima de ese exitoso truño denominado ‘En tu casa o en la mía”.
José Mota es una especie de Mortadelo todoterreno reconvertido en gran esperanza blanca, del humor más o menos blanco, y familiar, de la noche de los viernes. Su Almodóvar logra un nueve sobre diez a la hora de provocar carcajadas. Pocos, muy pocos imitadores alcanzan ese nivel. “Eres un actor de tripa. De cagaleta –le dijo al imitador de Bertín, un Javier Quero bastante venido arriba–. Me viene a la memoria inmediatamente, cuando te miro, la prestancia, el ‘savoir faire’ y el saber estar de Al Pacino”. ¡Graaaaande Mota! Y continuó ‘almodovareando’ a troche y moche, como si no hubiera un mañana: “Uma [Thurman] es un ser extraordinario pero Uma no puede ser nunca chica Almodóvar porque, aunque le gustan las gachas, una vez le hicieron una sartenada y le tuvieron que dar con una paleta para rascar gorrinos en los nudillos porque pilló chicha cuando no le tocaba”. El gag acabó con Bertín empeñado en que Almodóvar le hiciese unas gachas en su cocina, aunque Almodóvar optó por prepararle una pipirrana. “A ti –le dijo al cantante–, que te hacen las plantillas con la lona de u remolque.
Hay mucho de Joaquín Reyes y su bendita tropa en este renacido José Mota. Derroche de humor manchego, con toques de Muchachada Nui, que basa su éxito tanto en lo agro como en lo surreal. Curioso resulta un cambio de registro tal en un humorista que comenzó su carrera amparándose en otro tipo de humor, muy diferente, que jugaba en otra liga, la de Los Morancos. Hablo de aquellos lejanos tiempos, finales de los 80, en que Mota era pareja de hecho de Juan Antonio Muños y se llamaban Cruz y Raya. Se crece Mota en solitario y espera uno lo mejor de él. Aunque lo que más gracia sigue teniendo, de todas formas, es que este ‘José Mota presenta…’, dedicado a humor, sea el único programa crítico que queda en TVE. Y, lamentablemente, no es coña.