Esta casa, la de Guadalix, en la presente edición de la multichorrada VIP, es una ruina. Un puritito destrozo, que dirían en Comala. Convierten, tontuna tras tontuna, el reality chof más fraudulento de España en un sinsentido. Es como si, de pronto, hiciesen del ‘Saber y ganar’ de ese presentador bicentenario que es Jordi Hurtado, por decreto ley, un ‘Cámbiame’ para científicos repleto de cutrestilistas insensatos.
Por cierto, nota al margen (y sin salir de Telecinco; ¡lo de la cadena amiga es un sinvivir!). Lo que perpetró el lunes en ‘Cámbiame’ esa ‘estilitonta’ denominada Cristina Rodríguez con el tuneo de ‘look’ de una tal Esther, arquitecta de profesión, fue como para interponer una demanda ante la más alta corte de la ONU. Algo inenarrable. Aterrador. Hay que verlo para creerlo. No apto para cardíacos. Pinchad aquí.
Regreso, entre cascotes, al hundimiento de la casa de Guadalix. Nada es lo que parece en este ‘GHVIP’ desfigurado por culpa de los espejos deformantes de unos guionistas con exceso de celo. Empezando por esa manía que los ha entrado a todos, repentinamente, de que el casoplón mantenga abierta sus puertas las 24 horas del día como si fueran los vestigios de un puticlub de carretera. Entran y salen de ahí, como por arte de birlibirloque, invitados estelares y concursantes repescados de manera que, más que un encierro con apariencia de experimento sociológico (¡así nos vendieron el invento hace años!, ¡qué valor!), hoy por hoy se trata de un producto tan corrompido y viciado como ese puticlub imaginario del que hablo. O no.
Se pasa uno meses y meses estudiando los árboles genealógicos de cada habitante de la casa –currele arduo donde los haya, ya que muchos de ellos tenían de VIP lo que Rita-Rita-Lo-Que-Se-Da-No-Se-Quita Barberá de bilingüe–, y justo cuando empieza a conocerlos a todos, decide el Súper reconvertir el caserón en una especie de Hostal Royal Manzanares chungo y empieza a desfilar por allí la plana mayor de la telebasura patria. Que si Kiko Matamoros. Que si Belén ‘Doña Cocreta’ Esteban (sin aquel pijama del chino que no se quitó en un año, por suerte para los habitantes de la casa). ¡Pero si aquello parece el refugio más frecuentado del Camino de Santiago! ‘GHVIP’ deja de ser ‘GHVIP’ y muta en ‘sitcom’ de chichinabo. Renovarse o morir, dirán algunos. Y llevan razón, puesto que, paradójicamente, está siendo una edición de lo más interesante. Siempre que a uno esté interesado en ver sufrir a ‘fracasitos’ y personajillos de baja gama. Va en gustos.
Julián Contreras Jr., ese nuevo Leoncio Tristón de las ondas televisivas, deambula por los pasillos de la casa arrastrando una depre de elefante. No hay suficiente Mirtazapina en el mundo que pueda aliviar sus penas. Aunque también es cierto que no resulta recomendable superar la peor de las tristezas concursando en ‘GHVIP’. Y la culpa no es del chachachá, sino de Kiko Matamoros. Laura, otra que tal. Llora Laura como mujer lo que no ha sabido defender desde el confesionario. Y la culpa no es del rocanrol, sino de Kiko Matamoros. “Mi padre está tan operado que casi no lo reconozco”, confiesa Laura, entre llanto e hipido. Sema, otro que tal baila. Lo de Sema, extraño ente cuyo único mérito curricular para estar ahí es haber compartido una bolsa de Doritos con Chabelita Pantoja, reconozco que me tiene superado.
Como superado está Soporrrrrdi González. Nuestro querido Soporrrrrdi. Ese gran presentador incombustible, e inasequible al desaliento, que presenta el engendro VIP como si se la sudásemos todos. Mantiene como puede el tipo, eso sí. Pero se nota a la legua que, en el fondo, se dedica mentalmente a repasar la factura de su última compra en el Ikea mientras recita las tontunas impresas en el teleprompter. Anda este Soporrrrrdi tocado. Alicaído hasta el techo. Está a punto de tocar fondo. Y tenemos que hacer algo, urgentemente, por él. Una cena homenaje. Un ‘crowdfunding’. Lo que sea. Pero hay que sacarlo de ahí. Tal que ya. Enviarlo de conserje al Hotel Overlook este verano. O bombardear mediante mails a Paolo Vasile para que le busque un programa a su medida. Reaccionemos todos juntos. Antes de que sea tarde. No lo abandonemos al frente de ‘GHVIP’. Él, si estuviésemos en su lugar, nos ayudaría. Estoy más que seguro de ello. No es mal tipo.