Dan clases de estilo pero también meten la pata
Chiara Ferragni, la bloguera más exitosa del mundo, y Cara Delevigne, la exitosa modelo cometen errores garrafales...
12 marzo, 2016 01:26Noticias relacionadas
La última aparición pública de la bloguera más famosa ha encendido todas las alarmas. Chiara Ferragni no acertó con un look en el que destacaba un cinturón desfasado de Gucci, bolso de temporadas pasadas y gafas enganchadas al canalillo.
El 9 de julio de 2010 Chiara publicó su peor outfit. Ese día, una de las mayores empresarias de moda podría haber sido confundida con una concursante de Mujeres y hombres y viceversa (Telecinco). Todos podemos tener un mal día.
Si invocamos al pasado de la italiana el resultado puede ser aún peor. A veces le falta alguna prenda como cuando fue pillada en las playas de Miami junto al que era su novio, el fotógrafo Andrew Arthur.
Chiara Ferragni tiene en nómina a 14 personas que conforman su equipo y ha conseguido hacer de su web, The Blonde Salad, un rentable negocio de siete millones de euros. Además, acumula ocho millones de seguidores que no paran de subir ¿Cómo puede una persona dedicada a la moda cometer estos errores de principiante?
Esta semana parece que las celebrities no han asombrado con sus looks mostrando la cara más rancia de la moda adheridas al normcore, la tendencia perfecta para no destacar, que ha protagonizado Miranda Kerr.
Cara Delevigne, otra rubia despampanante, también comete tropiezos con sus prendas. La cotizada modelo y musa de Karl Lagerfeld le gusta reírse de sí misma. Aunque en su caso es más consciente del atrevimiento que usa para que sus seguidores aplaudan la actuación de alguien que supuestamente debería guardar las formas.
Sus propios fakes nunca han hecho presagiar lo que la modelo acaba de declarar.
La revista Time publica una de las entrevista más sinceras de la cotizada top: "Sentía que necesitaba la aprobación de todos. De hecho, me rendí a este proceso de aprobación de la industria de la moda".
Se sentía desgraciada y como resultado de su afán por agradar a todo el mundo no se encontraba "perdí lo que significaba ser feliz".