La convocatoria de Mario Vargos Llosa descartó de un plumazo a todos los hijos de la reina de corazones. Demasiado mediáticos para el evento. Enrique Iglesias y Ana Kournikova viajaron a Madrid desde Rusia en su avión privado a modo de visita relámpago para felicitar al novio de su madre por su 80 cumpleaños. Los ilustres invitados con un perfil más político y cultural pagaron el cubierto a 100 euros para cenar en el hotel de cinco estrellas. Todo lo recaudado fue a parar a la Fundación para la Libertad.
El escribidor (como se dirigen a él desde que copa las portadas de las revistas del cuore) agradeció a Isabel su amor en las últimas palabras de su discurso por su aniversario. "Por fin he sabido que la felicidad tiene nombre y apellido: Isabel Preysler", declaró Mario. Además, condenó los regímenes opresivos en Cuba y Venezuela en su disertación pública.
Álvaro Vargas, el único de sus tres hijos que acudió a felicitar al Nobel en su cambio de década, también habló para los 400 asistentes entre los que se encontraban los ex presidentes de Colombia y Chile.
El cumpleañero también sopló las velas en la famosa casa de Puerta de Hierro donde Isabel le regaló un cachorro de raza gran danés a su pareja, el que promete ser el perro más famoso del país. La mascota no va por mal camino ya que Tamara -la gran ausente de la noche para la prensa- se ha encargado de darlo a conocer en su perfil de Instagram. La mascota llamada Celine -como la firma francesa perteneciente al grupo LVMH- puede llegar a medir un metro de alto.
La reina de corazones acudió con un diseño de Andrew GN, un vestido recargado de piedras y flecos algo cursi y excesivo. Muchos han sido los comentarios como si de una novia embalsamada se tratara por el atuendo largo y blanco. La misma firma ha vestido a Katy Perry o a Scarlett Johansson y a otras actrices españolas como Juana Acosta o Mar Saura.
Es la tercera vez que Preysler recurre a este diseñador que presenta sus colecciones en la Paris Fashion Week. La Gala de la Hispanic Society de Nueva York y su último posado en la revista ¡Hola! sirvieron de gran escenario para lucir las prendas del creativo que fue aprendiz de Úngaro.
Los nervios se apoderaron de la socialité tan acostumbrada a posar, pero que no dejó de señalar y saludar a las cámaras.
No renunció a su clutch de Bottega y Veneta último modelo de “hebras de bronce” con un precio de 3.480 euros.
Miriam Lapique coincidió con la misma cartera en color verde lima. A la mujer de Alfonso Cortina le sobraba el chal.
Esperanza Aguirre acudió con el mismo vestido verde de guipur con el que se presentó en el Día de la Hispanidad en el besamanos real. Aunque del mismo color su foulard demasiado informal no pegaba con el conjunto para la cita en el Hotel Villa Magna.
Hubo muchos resbalones en la noche más cultural del octogenario Mario. Rosa Díez entró elegante con un abrigo de astracán que se quitó para posar ante los gráficos dejando a la vista un imposible mono marrón de tallaje ancestral.
Boris Izaguirre mostró un nuevo look con canas y gafas de ver de Tom Ford. Olvidó meterse la corbata dentro de la chaqueta.
La mujer de Pablo Casado debió pensar que asistía alguna boda de sus amigas palentinas. Su abrigo de pelo sintético, el mono color coral y las excesivas joyas de bisutería otorgaron un aspecto juvenil que no casaba con el cumpleaños de un premio Nobel.
El embajador de Estados Unidos James Costos y su pareja Michael Smith fueron de lo más acertados con trajes ajustados y detalles divertidos en sus calcetines.
Jamás lleves un bolso de piel sintética con abrigo sport o puedes no perdonártelo nunca, si eres Cayetana Álvarez de Toledo.
Si acudes con corbata tricotada y tirantes serás el gentleman de la noche, tal y como le ocurrió a Garrigues Walker.
Albert Rivera y Beatriz Tajuelo fueron discretos con total look negro.
Todo lo contrario a Lola Carretero (la mujer de Iñaki Gabilondo) o Isabel Barreiro, la esposa de José Manuel Margallo.
Ana Botella con bolero de visón blanco y melena rizada llevó un atuendo poco actual en el que destacaba una estupenda pulsera y una cartera de piel de cocodrilo.
María del Carmen Benítez, la mujer de José Manuel Soria, también recurrió al bolero de visón con el que intentaba tapar un vestido excesivo para la cita y que a juzgar por las imágenes, le oprimía el pecho .