Cuatro estrenaba el pasado domingo Quiero ser monja, un reality que recoge la experiencia de cinco chicas que han sentido la llamada de Dios. Todas ellas convivirán durante seis semanas con monjas de distintos conventos para comprobar si realmente sienten esa vocación.
Será entonces cuando descubramos quiénes dejar su vida tras de sí y dedicarse a la vida espiritual. No obstante, de momento, el programa de 8TV Arucitys revelaba que algunas de las chicas habían accedido al reality a través de una agencia de casting.
De hecho, una de esas participantes, Janet Capdevila, cuenta con un perfil en la agencia de modelos ‘Model Management’ con más de una decena de fotografías y donde se define a sí misma como una persona “apasionada, curiosa, valiente y seductora”.
"Nos consta que alguna de las participantes es de agencia, lo que no implica que a su vez no quiera ser monja. Mira Sor Lucía Caram, es muy televisiva y también monja, podrían tenerla de referente”, aclaraba este martes su presentador, Alfonso Arús. Se da la circunstancia de que la cadena para la que trabaja 8tv también pertenece a Mediaset.
Desde la productora del formato se han apresurado a negar que hayan utilizado una agencia de casting para seleccionar a las chicas. Asimismo, durante la presentación del formato, la hermana Marian Macías, delegada de Formación de Congregación Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, ya dijo que, antes de grabar, era una condición imprescindible el haber constatado la búsqueda vocacional de la religión de las protagonistas y que fuera verdadera.
En el mismo sentido se muestra precisamente Sor Lucía Caram, la monja más televisiva, en conversación con JALEOS. “Son chicas reales. No creo que busquen protagonismo. No es fácil entrar en un convento y explicar todo el procedimiento por el que una ha pasado hasta llegar ahí. Y yo puedo dar fe de que cuando lo vi, me hizo acordarme de cuando yo entré en el convento por primera vez a pesar de todo el tiempo que ha pasado”.
En opinión de Caram, Cuatro ha tratado el tema de una forma muy seria y respetuosa. “Es un programa fresco, donde no hay manipulación y pudimos ver una comunidad acogedora y transparente”. La monja recuerda que la productora propuso a su congregación para acoger a una de las jóvenes, pero lo declinaron.
Para la mediática monja, programas como Quiero ser monja son ventanas para “mostrar la vida religiosa. Hay que llegar a la gente a través de los medios. Aquella noche curiosamente recibí correos diciendo que por qué les quitaban los móviles a las chicas si yo siempre voy con él y tengo Twitter. Son los signos de los tiempos precisamente”.
Pero Quiero ser monja no es la única ventana actual para acercarse a este mundo. Actualmente se representan en Madrid los musicales Sister Act y La llamada. El primero está basado en la popular película protagonizada por Whoopi Golberg en el que la novia de un delincuente se refugia en un convento tras asistir a un asesinato en primera persona. El segundo, que próximamente se convertirá en película, cuenta la historia de dos adolescentes a las que les sorprende la llamada de Dios… un Dios al que le encanta Whitney Houston.
“Sister Act no tiene nada que ver evidentemente. No es reflejo de la vida espiritual. Pero lo tratan todo con mucho respeto. Yo, desde luego, lo recomiendo. Fui tres veces a verla”, explica la monja, que cuenta que las protagonistas del musical acudieron hasta su congregación para pasar un día juntas. “Hay que tomarse la vida con humor”, resume.