Resulta curioso, cuando menos, que justo al final del día en que celebrábamos la proclamación de la II República Española, en su 85º aniversario -con alguna que otra machada propia de descerebrados incluida-, los telecinqueros se obcecaban en poner broche de oro (falso) a la instauración de la monarquía absoluta y bananera de la Caspa Catódica. Léase, ‘GH VIP’. Reality de ‘realities’, reina madre de la cadena amiga, formato omnipresente, que nos ha traído a todos de cabeza durante más tiempo del recomendado por la OMS. ¿Por qué has tardado tanto, Soporrrrrdi González, 99 jornadas, en ‘telepromptear’ el nombre del ganador? ¿De dónde emerge ese odio acumulado? ¿Cuándo te darán un programa a tu medida?

0:35 horas. Después de habernos ‘amenizado’ con un largo y tedioso repaso a lo que ha sido el programa. Soporrrrrdi, con su grave voz de presentador oficial de la ‘vipada’: “La audiencia ha decidido que el ganador, o ganadora, de ‘GHVIP’ sea…”

“¡Laura Matamoros!!”. Y ahí se nos quedó a todos careto de merluzos fuera del agua.

Boqueantes.

Y, de fondo, la voz de ‘Carlitros’ Lozano repitiendo un “¡Es lo que hay!” que sonaba a “Esto es un tongo anunciado”. Él es el auténtico ganador de esta edición, digan lo que digan, aunque haya tenido en contra a la plantilla completa de ‘Sálvame’.

Y Belén Esteban, alias Doña ‘Cocreta’, embutida en un vestido dorado de choni con posibles, entregaba el maletín con los 100.000 ‘machacantes’ a la flamante ‘granhermanavip’ 2016.

Con el destacadísimo lagrimeo de Leoncio León y Tristón, Julián Contreras Jr. de fondo. ¡Qué llorera, el tío! A punto de secarse por completo estuvo.

Aunque costó. Y tanto que costó. Hagamos un repasito de lo que fue la noche.

“Estamos viendo la finalísima de la cuarta edición de ‘Gran Hermano VIP’”, trataba de vendernos Soporrrrrdi la moto con algo de emoción fingidamente desbordada (lo justito, eso sí), pero el desenlace estaba más que cantado (por el Orfeón Donostiarra de la insensatez). Ahí estaban los dos finalistas, rebasadas las diez, vestiditos de gala igual que si fueran unos Gómez y Morticia Addams de mercadillo dominguero.

Nada hacía presagiar que íbamos a tirarnos una eternidad esperando.

Tras siete días de soledad compartida, de broncas desencadenadas (todo insulto vale con tal de arañar un puntito de ‘share’), de monólogos mirando a cámara, de mortal aburrimiento, de incongruentes manifas de apoyo, cerrábamos una edición palabrotera, anárquica y alejada del espíritu original del programa (¿en qué contenedor quedó aquello del experimento sociológico?). Renovarse o morir, que dicen algunos iluminados.

¿Cuánta pasta habrán recaudado estos, durante esta última semana, llamada tras llamada? Ni imaginar puedo los pingües beneficios del tocomocho telefónico. ¿El anzuelo? Ese 58,5% facturado a la medida de Laurita ‘Matamorbos’.

Desde el casoplón de Guadalix, entraron en el plató, sin solución de continuidad. Con tropezón añadido de Laurita Matamoros. El público se volvió loco. Rappel, blanco, radiante y emplumado como una gallina turuleta. Los Matamoros padres, repartidos en camerinos separados (¿o eran celdas de aislamiento?) para no coincidir frente a las cámaras. Buen rollito a mansalva. Y el Pestiño Nicolás, con su cambio de bando a última hora, demostrando un ‘rastrerismo’ ilustrado que, en él, ya es marca de la casa (¿cuándo empiezas a ‘currelar’ en ‘Sálvame’, majete?). “Vais a flipar”, advierte Soporrrrrdi a la pequeña ‘Matamorbos’ y a ‘Carlitros’. Flipamos todos, y tanto que sí.

Laura ‘Matamorbos’. Le quitamos a Laura ‘Matamorbos’ la polémica creada en torno a su padre, a Makoke y al resto de su desquiciado árbol genealógico, y la chica se queda en nada. Conjunto vacío. De ahí que nos diese la nochecita discutiendo con todo aquel que se cruzaba en sus primeros planos. ¿De verdad le interesan a alguien las miserias familiares de estos Addams? Que se vayan a vociferarse a un Deluxe, que para eso está el chiringuito de ‘Juasjuasjuás’ Vázquez.

Eso sí, tenemos Laura para rato. Nuevo producto exclusivo ‘telecinqueño’.

Le crecen los enanos, y las hijas pródigas, a Kiko Matamoros.

¡Que Dios nos coja a todos confesados!