A pesar de su timidez y discreción, accedieron a posar juntos para los fotógrafos, demostrando gran amabilidad, un rasgo característico de la Duquesa.
Parece que la sombra de la Duquesa de Alba es alargada. Y especialmente para bien. Sus hijos intentan con todos sus actos no estropear el magnífico recuerdo que ha dejado entre la ciudadanía, especialmente entre los sevillanos. Por eso, sus hijos están decididos a mantener sus buenas costumbres.
Si a principios de esta semana veíamos en la Feria de Abril a dos de sus hijos, su primogénito, Carlos, y el más pequeño de los varones, Cayetano, ahora le ha tocado el turno a Fernando, el que siempre se ha dicho que era su nieto favorito y quien en un futuro heredará el Ducado de Alba.
Pero de momento, Fernando Fitz-James, actual Duque de Huéscar, no piensa en el legado. Centrado en su trabajo y sus estudios, se convirtió en uno de los nombres más buscados al morir su abuela. Y despertaba especial interés su vida privada. No en vano, la mujer que comparta su vida con él llegará a ser la Duquesa de Alba consorte, toda una responsabilidad. Y de momento, quien está llamada a llevar este título es Sofía Palazuelo, una joven de buena familia, de su misma edad y a la que conoció en la universidad. Desde luego, Sofía cumple todos los requisitos que se esperan de la futura mujer del Duque de Alba: culta, trabajadora, y además de bella, con una educación exquisita.
A pesar de que no son muy dados a aparecer ante los medios juntos –son escasas las fotografías que hay de la pareja- ayer pisaron el Real para disfrutar de la Feria de Abril, una de las costumbres de las que más disfrutaba la Duquesa de Alba. Y es que el nieto de doña Cayetana es también un enamorado de Sevilla y de sus tradiciones.
No obstante, su madre, Matilde Solís, vive en la capital andaluza y tanto Fernando como su hermano Carlos van muy a menudo. Por eso, el Duque de Huéscar ha querido que su chica también conozca y disfrute estas costumbres. Y, aunque la joven no se vistió de flamenca, como hacía la Duquesa, sí lució un bonito mantón blanco con bordados en el mismo color, en un guiño a la tierra.
Fernando y Sofia llegaban al recinto en coche de caballos y junto a otra pareja de amigos, con los que hicieron un “intercambio”. Mientras Fernando iba sentado con su amiga, Sofía iba con el otro chico. Eso sí, tuvieron el amable detalle con los fotógrafos de sentarse en pareja y posar, un gesto digno de la Duquesa de Alba.