Alejandra Conde Arroyo de 39 años fue detenida el pasado 11 de abril en su domicilio de la urbanización 'La Quintaleja' en la localidad madrileña del Encinar de los Reyes. Tal y como contó en su momento EL ESPAÑOL, Alejandra no se opuso al registro ni a la posterior detención pero si pidió a los agentes que le dejaran acompañar a su hijo al colegio. El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz la considera "codirectora de la trama" cuyo fin era repatriar el dinero de su padre, un total de 13.062.322 euros. Aunque la fiscal pidió para ella prisión incondicional, esta consiguió que el juez le impusiera como medida cautelar el arresto domiciliario con control policial como alternativa a la prisión preventiva.
Una medida que le fue concedida dado el grave estado de salud de su hijo mayor, de nueve años. "Su vida ahora mismo la marca su hijo y está muy agradecida al juez por su humanidad y por haberle permitido seguir a su lado en estos momentos", confiesa a EL ESPAÑOL una amiga de Alejandra.
Sus otros dos hijos no le preocupa tanto porque son pequeños y no se enteran todavía. La hija de Conde sabe de lo que habla. A los 17 años pasó de ser la princesa del colegio a asimilar que en las marquesinas del autobús hubiera carteles con la portada de Diario 16 en los que se decía que su padre era un ladrón de bancos.
La hija del ex presidente de Banesto no puede ausentarse del domicilio sin autorización judicial. De momento sólo se le ha concedido permiso para acompañar a su hijo al tratamiento médico que recibe y que el juez ha considerado necesario. El resto del tiempo permanece en el lujoso chalet de 'La Quintaleja' que su padre le regaló por su boda con Fernando Guasch Vega-Penichet. Este también fue detenido pero puesto en libertad tras declarar aunque tiene que comparecer semanalmente y se le ha retirado el pasaporte.
Alejandra tiene prohibido realizar cualquier actividad o transacción económica, movimiento bancario, orden de pago, cobro o transferencia similar a través de cualquier medio, oral, escrito, telefónico o internet. Lo que no le impide el arresto domiciliario es recibir llamadas o visitas. Aunque hasta el momento prefiere que no la visite nadie hasta que la situación se normalice.
Los que han podido hablar con ella por teléfono aseguran que "esta tranquila y preparando su propia defensa. Como buena abogada conoce los procedimientos y piensa demostrar su inocencia". Tiene previsto pedirle al juez un permiso para poder asistir el próximo mes de mayo a la Primera Comunión de su hijo mayor delicado de salud. Alejandra cuenta con la ayuda de un persona de servicio interna que le echa una mano con las tareas del hogar y el cuidado de los niños.
Lo que más echa de menos según el entorno es salir a correr por los alrededores de la urbanización, algo que hacía a diario y que ahora el arresto domiciliario no le permite. Alejandra suele participar en maratones, la última en la de Nueva York, en noviembre de 2015.
Hasta ahora la hija pequeña de Conde se encargaba de las finanzas de la familia y aunque hacia año que había colgado la toga, ahora ha decidido volvérsela a poner para defender su inocencia.