22:00 horas. Y aparece ‘Juasjuasjuás’ Vázquez engalanado (o sea, embutido cual morcilla de Burgos) con traje ‘black’ cuatro tallas más pequeño y camisetita ilustrada con lisérgicos rayitos reflectantes que no se pondría ni Daredevil harto de dar bastonazos en un probador del Primark. ¿Pero quién viste a este dicharachero presentador, por favor? ¡Que dé un paso al frente! Sensación de ‘déjà vu’ generalizada dentro de nuestros televisores. Conecta, sin apenas tiempo para coger impulso, con los ‘supervivientes’. Y suelta que esta noche va a tener que pedir tres horas extra a producción para poder dar voz a todos estos ‘robinsones’ de pega. Un gélido escalofrío recorre nuestras espaldas al escuchar algo así.
¿…? ¿Tres horas más de tostón?
¡Tranquilos, era coña! Otra de esas bromas de ‘Juasjuasjuás’, que está hecho un cachondo mental el tío. 22:10 horas. Primer corte publicitario, interminaaaaaable, de los 20 que nos deparará la larga y cálida noche. Y confirma uno, una vez más, que ‘Supervivientes’ son esos seis o siete ratos de programa que calzan los telecinqueños entre tanda y tanda de infumables spots. ‘Telerrisión’ en vena. ¡Juasjuasjuás!
Una ‘supermuriente’ nata. Su nombre y apellido: Mila Ximénez (“¡Mila(na), bonita!”, que gritaría El Azarías medio nanosegundo antes de que el señorito Iván apretase, metafóricamente, si pudiera, el gatillo del mando a distancia de su televisor). Lleva la pesada de Mila ‘Equis’ Iménez dándonos la paliza con su falta de sueño y los súbitos ataques de ansiedad desde que aterrizó, a bordo de un helicóptero de lo más chanante y con estúpido chapuzón de por medio, en Honduras. ¿Dónde se ha metido la maléfica colaboradora de ‘Sálvame’?
Algo pesadillesco. Surreal. Desalentador. “He estado con ataques de ansiedad continuados y no me he dado cuenta de nada. Llevo dos días sin comer”, dice. Lo de Mila es una ‘pájara’ ininterrumpida. “Moriré. De una ataque de ansiedad o de inanición, pero moriré de cualquier manera”, anuncia cansina.
Convivir con esta mujer, a kilómetros de distancia del hogar y en condiciones extremas, deviene en algo similar a compartir coche-cama en el Talgo con el mismísimo Godzilla. Es la payasa sempiternamente triste del circo hondureño. No deja de quejarse, no. Pero lo que es currelar, currela menos que un espía sordo.
Así hemos pasado, los televidentes, estos días previos a la gala: acongojados, con el corazón en un puño, atacados de los nervios frente a los resúmenes diarios de este ‘Supervivientes 2016’ que, no vamos a engañarnos más, por nuestra salud mental, ha reunido este año a un elenco de lo más casposo.
Abandona. No abandona. Abandona. No abandona. Aban. Dona. Lo de Mila es un quiero y no puedo. Sin fin. La crónica rosa chicle de un medio tongo anunciado. El diario de Bridget ‘Fracasita’. No quiere quedar como una cobarde-pecadora-de-la-pradera ante la audiencia de ‘Sálvame’ (¡ni perder los 30.000 ‘lereles’ que le caen del cielo, semana tras semana, mientras esté en el reality!), esta Mila de poca fe, pero tampoco puede permanecer ni un minuto más soportando esa multitudinaria procesión que la corroe por dentro. “Siento que se me va a salir el corazón –confesaba el otro día frente a la cámara, la pobre, y os juro que verla así, al borde de un ataque de nervios, daba bastante penita–. No es dormir, es aguantar los ataques de ansiedad. Lo siento pero yo he terminado la aventura aquí”.
Pues es una pena, ‘Milikita’ Ximénez. Porque, por lo visto, todo este concurso está fabricado a tu (lavado de) imagen y semejanza. Tiene esta edición toda la pinta de acabar siendo otro de esos tongos ‘belenestebanizados’ que tanto gusta perpetrar a los mandamases cadena amiga. “Voy a intentar aguantar un poco más –insistes Mila, alicaída cual grajilla atropellada–, pero echo mucho de menos mi vida y a mi hija. No era tan fuerte como pensaba y creo que soy una pésima superviviente”. Pues eso. Que eres una ‘supermuriente’. Nata. De libro. Lo dicho.
Pero sigues ahí. Agarrada a un cocotero como si fuera un clavo ardiendo. Dando la tabarra a tus compañeros (y a los telespectadores) con tu cansina murga. Sintiéndote la protagonista estelar de una película que lleva por título ‘Diva Ximénez’ y que sólo se emite dentro de tu cabeza. Ajena, enajenadamente ajena, al lagrimeo constante de ‘Bíchor’ Sandoval. O al ‘edredoning’ conejil de Yola y el tal Mario D’Amico. O a la expusión de Yurena, primera caída por Dios y por Honduras en esta edición: exiliada a una playa itinerante, con ‘coach’ incluido. O al tamaño de los pechos de ‘El Dioni’, sendas ‘lolas’ más recauchutadas aún que las de Yola. A todo lo que ocurre a tu alrededor, en definitiva.
Ganarás, tarde o temprano. No hay que ser Rappel, ni polígrafa televisera, para ‘adivinarlo’.