El acoso de Cristina hasta que conquistó a Iñaki
La periodista Silvia Taulés cuenta en su libro 'Iñaki y Cristina' cómo el padre de Urdangarín temía las consecuencias de la boda real.
7 mayo, 2016 00:34Noticias relacionadas
“El teléfono de Iñaki (48 años) sonó a los pocos días e, incrédulo, accedió a una primera cita. “¡Me ha llamado la infanta!, ¿qué hago?, esto es una locura, ¡no sé qué hacer!”, les decía a sus amigos desconcertado. Con un carácter fuerte y disciplinado, Cristina de Borbón (50 años) tomó las riendas del asunto. Fue la que pidió el teléfono, fue la que primero llamó y fue la que organizó la primera cita. Se encontraron para ir al cine con otra pareja, de modo que podían probar cómo funcionaba sin grandes riesgos, sin tirar la casa por la ventana. Así que les acompañaron Alexia de Grecia y Carlos Morales. Después del cine fueron a tomar algo los cuatro, una reunión que discurrió muy relajada y divertida. Iñaki sacó sus armas de seducción: su enorme simpatía y desparpajo, y Cristina quedó rendida a sus pies. Ya no hubo vuelta atrás”.
Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón se habían encontrado antes de que surgiera la chispa entre ellos, algo que sucedió en otoño de 1996, después de que ambos hubieran coincidido en los Juegos Olímpicos. Unos amigos de la infanta organizaron una fiesta en el restaurante El Pou, local del que el ex duque era socio con algunos compañeros de equipo como Fernando Barbeito, para celebrar la victoria olímpica y Cristina no dudó.
“Ella se enamoró desde el primer momento. Iñaki era un hombre alto, guapo y fuerte, pero encima era simpático y decidido, se lo pasaba en grande con él y decidió probar suerte”, recuerdan sus allegados. “Él se enamoró de todo desde el primer momento, aunque le costó reaccionar. Estaba impresionado por la situación, sobre todo por la posibilidad de terminar siendo parte de la Familia Real, recuerdo que lo decía y se partía de risa, como si no fuera posible ni imaginarlo. Aunque tardó muy poco tiempo en hacerse a la idea y en disfrutar con ella”.
“A los pocos días de haberse visto en el cine, el teléfono de Iñaki sonaba de nuevo. Esta vez, no obstante, la infanta fue mucho más directa y le pidió a Iñaki que la invitara a cenar. Él debía hacerse cargo de la situación, escoger restaurante, reservar, organizar… Pero la cosa le superaba de tal manera, que llamó a varios amigos para que le ayudaran. Dos fueron al menos los que recibieron la llamaba de socorro de Iñaki y solo uno de ellos se decidió a echarle una mano. Reservaron dos mesas, una para dos y otra para cuatro, los cuatro escoltas que en aquellos tiempos acompañaban siempre a la hija del rey”.
Así fue cómo empezó una relación que ha terminado expuesta ante la opinión pública y de la que todos saben o quieren saber. Los ex duques de Palma han logrado que la monarquía española se tambalee. Si Juan Carlos I abdicó en favor de Felipe VI, el 19 de junio de 2014, fue en parte por el Caso Noós. Y eso es algo que nadie pudo imaginar jamás. Sólo una persona del entorno de Urdangarin llegó a pensar que Iñaki podría perder la cabeza: su padre.
Juan María Urdangarin, un hombre sensato, serio y conservador, estaba orgullosísimo de los triunfos deportivos de su hijo pequeño. Campeón olímpico, capitán del equipo del Barça de balonmano, un tipo querido en Barcelona y en su Zumárraga natal... No podría pedir más... y aún así lo hizo. Cuando Iñaki comenzó a salir con la infanta, en la familia Urdangarin se emocionaron. Uno de los suyos iba a ser parte de la Familia Real, algo que no hubieran imaginado jamás. Pero al tiempo que se alegraba, Juan María también se preocupaba. Y así se lo hizo saber a los amigos de su hijo.
Fue una mañana, tras un partido en Barcelona. Fueron al bar Tomás -donde sirven acaso las mejores patatas bravas de la ciudad- como siempre que terminaba un partido. Tomaban cerveza helada y charlaban de lo que fuera.
“Mirad”, les dijo, “os tengo que pedir un favor, yo sé que a partir de ahora a mi hijo le van a salir muchos amigos de debajo de las piedras, que será famoso y muchos querrán estar cerca de él. Y de estos muchos, los habrá que lo hagan por interés, por conseguir algo para ellos. Estos amigos no le convienen a mi hijo. Como os conozco y sé que sois buena gente solo os pido que no deis un paso atrás, que ayudéis a mi hijo, que estéis con él. Me da miedo, tempo lo que pueda pasar”.
El patriarca Urdangarin falleció el 10 de mayo de 2012, meses después de que su hijo fuera imputado en el Caso Noós. Su muerte dejó a la familia perdida en el marasmo judicial, con miedo a las consecuencias que el juicio podría tener sobre sus vida. Ana Urdangarin ha sido quien ha tenido que coger las riendas de la familia; Claire Liebaert, la madre, está demasiado débil ya para tomar decisiones de enjundia. Iñaki quiso visitar a su padre antes de que muriera, y para ello tuvo que esconderse en el maletero de un coche.
Ese año empezaba el declive de una historia que había comenzado con la alegría inconsciente del enamorado. Quién iba a imaginarse, en aquel caluroso otoño de 1996, que el flechazo entre una infanta y un deportista de élite iba a remover los fundamentos de un Estado. Y hundir, de paso, a varias familias.
(Silvia Taulés es la autora de ‘Iñaki y Cristina. Historia de un matrimonio, secretos y mentiras’ que se pone a la venta el 10 de mayo, y es además redactora de EL ESPAÑOL)