Cuando esta noche se celebre la segunda semifinal del Festival de Eurovisión y en el puesto diez se anuncie la participación de Australia, muchos espectadores se preguntarán por qué un país tan lejano y no europeo participa en este certamen.
Todo tiene una explicación. En Australia, Eurovisión es un programa de televisión que alcanza grandes datos de audiencia (2,7 millones de media), a pesar de que se emite en la madrugada. Una afición que viene de lejos y que se remonta a la fiebre por ABBA en aquel país y que dio lugar, por ejemplo, a cintas como Priscilla, reina del desierto y La boda de Muriel.
Por eso ya en 2014, la Unión Europea de Radiodifusión ya le permitió actuar en Copenhague en el intermedio de una de sus semifinales, pero sin poder optar al premio final. Y así se pudo ver a Jessica Mauboy defender Down Under tras una performance en la que se explicaba el furor que causaba el festival en Australia.
Sería sólo un aperitivo de lo que estaba por llegar. El pasado año, al celebrarse la 60 edición del festival y tras las numerosas peticiones de la SBS, la televisión pública nacional, la UER ha decidió invitarles como un hecho extraordinario. Lo haría, además, directamente en la gran final junto al Big Five (Francia, Reino Unido, Alemania, España e Italia) para así no reducir las posibilidades para la gran final del sábado.
En un principio, ésta iba a ser la única vez que Australia participase en el certamen. Sin embargo, después de que Guy Sebastian obtuviera una quinta posición con su Tonight again, la UER ha querido contar nuevamente con este país, aunque ya sí participando en una de las semifinales.
Las casas de apuestas dan a Dam In y su Sound of silence como una de las favoritas de esta edición, por lo que la pregunta es evidente. ¿Se celebraría allí el festival del año siguiente? No, este caso se celebraría en Europa en un país con el que Australia llegara a un acuerdo. En este caso sería financiado y organizado conjuntamente por ambos países.
Marruecos, Túnez y Líbano
El extraordinario caso de Australia, no obstante, no es único. Ya en 1980 Marruecos participó en el certamen ya que es miembro de la UER. Sin embargo, Samira Saïd terminó en 18º lugar con sólo siete puntos y la televisión nacional decidió no volver a participar.
En 1977 también intentó participar Túnez y en 2005, Líbano. Sin embargo, ambos declinaron finalmente la invitación debido a que no querían emitir la actuación de Israel. El Reglamento de la UER obliga a emitir el festival.
Asimismo, también han mostrado su deseo por participar en Eurovisión países como Kazajistán, que lleva intentando participar desde 2007; Liechtenstein, Kosovo, e incluso ERC y CiU han pedido que Catalunya participe como uno más.
¿Y Cataluña?
Sin embargo, aunque el diputado de ERC, Gabriel Rufián, dijera que si Cataluña se independiza, el festival duraría diez minutos más; lo cierto es que esta posibilidad es totalmente imposible.
Según las normas de la Unión de Europea de Radiodifusión (UER), el requisito fundamental para participar es ser miembro activo de este club.También podrían participar aquellas cadenas que hayan solicitado su acceso a la UER formalmente y estén a la espera de su aprobación.
Sin embargo, en este caso, TV3 ni es miembro activo de la UER ni ha solicitado su acceso. Ya en 1983, la cadena autonómica intentó formar parte de este club en 1983, pero se encontró con la oposición frontal de RTVE, algo que a buen seguro volvería a ocurrir. Sí que consiguió organizar alguna preselección para elegir al representante de Andorra cuando este aún participaba en el certamen.
Otra de las razones en contra de su participación es que se exige que la cadena de televisión sea miembro de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) y tener pleno reconocimiento de la comunidad internacional.