Media hora antes de salir a escena, ElRubius estaba nervioso. Se encerró en el camerino con sus amigos, Mangel, Cheeto, Alexby y Perxitaa, a quienes había invitado para sentirse arropado. "No me atrevo ni a entrar, están en silencio, cada uno con su ordenador y su móvil, serios, es como corromper un templo", nos cuenta Laura. El youtuber más famoso de España está a punto de debutar como dj en la sala Under de Barcelona y EL ESPAÑOL está allí para contarlo en primicia.
Manager de músicos y youtubers, Laura dice que ElRubius tiene motivos para estar inquieto. Lleva 10 años siendo el youtuber con más seguidores de España (hoy son más de 18 millones), es el segundo del mundo en lengua española (algunos de sus vídeos tienen más de 25 millones de visitas), y ahora se quiere reinventar. Muchos piensan que se tiene que reinventar, que es demasiado mayor ya para seguir con su canal.
Puede que a sus 26 años sea mayor pero su público desde luego no lo es. El equipo de seguridad de Under tiene una consigna: "Pediremos identificación a todos, sabemos que mucho menor querrá entrar". Tras una inspección por la zona, el equipo de seguridad de la sala avisa al equipo del hotel Catalonia Plaza, donde se aloja el artista, de que está despejado. "Ya puede venir". Aparece un taxi, lo envuelve el grupo de cinco seguratas, y ElRubius y sus amigos aprovechan el despiste del personal y entran por la puerta del garaje.
Pasa la medianoche y desde las 22 horas hay más de 100 personas en rigurosa cola. Y entre sus gritos de sorpresa al ver a la estrella destaca la voz de un niño. Es Nacho, de ocho años, y su padre, Pedro, se ríe de la situación. Nacho es un fan de ElRubius, ha ido al hotel, se ha hecho una foto con su ídolo y ahora lo ha vuelto a ver. "¡Me gusta, me encanta!". Es lo poco que atina a decir el pequeño. "Está histérico, llevamos todo el día persiguiéndole", dice Pedro mientras enseña orgulloso la foto que se ha hecho con el ídolo de su hijo.
No todos los padres tienen la paciencia y el interés de Pedro. La madre de Xavi, por ejemplo, se queja cada vez que ve a su hijo ante el ordenador. "Otra vez con esas tonterías", suele decirle. "Sí, pero un día le pedí que se sentara conmigo y se quedó enganchada, se rió mucho", matiza Xavi, 18 años, un joven que estudia grado medio de informática. "Claro, ¡yo quiero ser youtuber!", dice, apoyado en la pared de la calle Tarragona, a las puertas de la discoteca.
Su amiga Virginia, 18 años, estudiante de grado superior de audiovisuales, intentó ser youtuber. No salió bien. "No sé, a lo mejor es demasiado tarde ya, quienes triunfan son los que empezaron cuando nació youtube", dice con cierto desánimo, "necesita dedicación al 100%, unos objetivos muy claros, plantearse metas a largo plazo...".
Llegaron a ElRubius por los videojuegos. Así empezó esta historia. Jóvenes graciosos que subían sus videblogs a internet comentando los juegos que más les gustaban: Skyrim, Grand Theft Auto, Minecraft, incluso en Chatroulette, una red social de vídeos instantáneos. Se inventaron palabras que todavía hoy usan, como flechipolla (no pregunten). Era a principios de este siglo, y mientras los adultos se dedicaban a preguntarse por el futuro del papel, los más jóvenes disfrutaban viendo a los suyos en digital. No ven ni la tele. Es internet puro y duro.
"Bueno, yo me informo eh, no te creas, que no lea periódicos no significa que no me interese lo que pasa. Me informo en las webs, en Twitter y de vez en cuando un telediario. Ah sí, cuando voy en metro leo el 20Minutos, que me lo dan gratis", dice Virginia. “Pues yo ni así, paso de leerme un periódico", añade Xavi, "yo me informo, por supuesto, pero a través de Internet y las redes sociales".
¿Es una brecha generacional? ¿Insalvable? Aprenderse nombres como ElRubius, Cheeto o Mangel no es complicado. Tampoco los nombres de los videojuegos. ¿Entender lo que les gusta a los jóvenes de nuestra tiempo? Eso cuesta más.
"Yo espero impaciente cada semana los vídeos de mis youtubers favoritos. Tengo activadas las notificaciones y si cuelgan un vídeo lo sé al instante y lo veo también al instante, ya sea en el metro, en el autobús o en casa", admite Xavi. "No hay nada que entender, nos gusta porque nos divierte, sirve para desconectar de todo, olvidarse de los problemas, de verdad, es tan sencillo como eso"”, dice Virginia.
Cerca están Tania y Ainhoa, 22 y 24 años, dos estudiantes que siguen a la estrella desde hace años. "¡Buf! ¡Le sigo desde hace cuatro años, es muchísimo tiempo!", dice Tania. Muchísimo. Ella y su amiga se presentan al club Under con curiosidad. ElRubius dj es todo un acontecimiento, la gran novedad, y esperan que sepa estar a la altura.
"Es la manera que ha encontrado de estar con la gente, de conectar con nosotros, si el pobre no puede ni salir a la calle", dice Ainhoa. Recuerda así la etapa más dura de la vida del youtuber, un momento en el que se encerró en una habitación y no se atrevía a salir, acosado por los fans. "Esta tarde hemos venido a hacer prueba de sonido y un par de niñas le ha pedido unas fotos. De pronto he visto cómo se acercaba una marea humana y me lo he tenido que llevar. Es una locura", dicen desde su entorno.
ElRubius no llena la sala (el aforo de 1.320 se queda en unos 900), dicen que ha sido algo premeditado, que el joven le tiene mucho miedo al futuro, a cambiar de profesión. "Por eso no lo ha anunciado demasiado y por eso ha decidido debutar en Barcelona y no en Madrid, donde tiene todavía más seguidores", dice una persona del circuito del youtuber. ElRubius sabe que puede fracasar como dj, sabe que debe buscarse la vida más allá de Internet.
A las 2 de la madrugada, aparece ElRubius y la sala Under explota. La música es dubstep, electrónica, machacona, sincopada. Flux Pavillion, Dimitri Vegas&Martin Garrix, Hardwell, dj Matheus... "Se lo ha currado mucho", comentan, “los vídeos del wall de atrás también son suyos, no quiere que digan que es como Paris Hilton u otros famosos que van de dj pero que no saben pinchar, él quiere hacerlo en serio".
"¡Os quiero! ¡Os quiero!", grita ElRubius desde el set de dj ante un público enloquecido. Salta, baila, se quita y pone la gorra... suda la gota gorda. Las chicas intentan tocarle, se encaraman al set, alargan los brazos, le dan papeles y pancartas. Detrás de la pantalla están sus amigos, Mangel (4 millones de seguidores), Cheeto (1,5 millones), Perxitaa (1,1 millones), Alexby (5,7 millones), esos youtubers que arrasan allá por donde van. Hagan cuentas. Sin duda, habrá que entenderles.
Link a dos vídeos con máxima audiencia de ElRubius: