La reina recurrió a sus firmas infalibles, para recorrer (casi por completo) la 75º Feria del Libro con un look lady en el que reinó el rosa.
Rostro y pelo: la pieza llamativa (y brillante) que puso la guinda al vestuario de la reina fueron unos pendientes modelo Papiro de Coolook, marca con tienda en la madrileña calle Barquillo, cuyas joyas artesanales de piedras semipreciosas son habituales en el joyero real.
Los grandes pendientes, de los cuales no hay dos iguales, están formados por una combinación de amatistas verdes y moradas. En total 104 piedras talladas especialmente para este modelo con diferentes tamaños con engarce de plata cubierto en oro. Los pendientes de siete centímetros de largo ascienden a 624 euros.
La soberana ha recurrido anteriormente a esta marca en cuatro ocasiones: en el Palacio de la Almudaina, la presentación de la exposición de Zurbarán en Dusseldorf, un acto para erradicar las enfermedades raras o el día siguiente de los Premios Príncipe de Asturias. Ana Boyer, Cristina Cifuentes o Belén Rueda son las famosas asiduas a esta firma de joyería aunque fue Isabel Preysler la primera en lanzar a la fama sus pendientes largos.
El pelo: Doña Letizia no lució ondas o recogidos complicados si no una melena de corte midi, extra lisa y con raya desestructurada al medio. Las mechas rubias brillaron gracias al sol reinante en el Retiro madrileño.
Total look de Hugo Boss: Letizia recurrió al toque lady con reminiscencias al new look de Dior. La falda de pinzas con vuelo gris de Hugo Boss, que le marcaba su cintura de avispa, estaba plagada de topos rosas a juego con su sombra de ojos.
Quiso restarle importancia con un top de punto, también en color rosa palo, de la misma marca y que tiene un precio de 239 euros.
Cartera: completó el look con una cartera sobre en piel en un tono blanco hielo que sujetó a su llegada, pero que posteriormente dejó en manos de su personal de seguridad para una mayor movilidad de movimientos para poder ojear los libros sin molestias.
Zapatos: todo el recorrido lo llevó a cabo subida a unos salones de más de diez centímetros en piel de Magrit, su marca preferida para calzarse en cualquier ocasión.
Se trata del modelo con la forma Mila, confeccionados en serpiente y ligeramente modificados al gusto real. Tienen un precio de 280 aunque los de la reina llevan incorporada un pequeño refuerzo a modo de mini plataforma.
El outfit, de la cabeza a los pies, estaba compuesto por prendas de estreno en el armario real que no había lucido con anterioridad, por lo menos en público. Toda una novedad ya que últimamente no ha dejado de repetir prendas como sus pantalones culottes de cuero negro de Uterqüe en napa negra y zapatos de tiras, ambos de Uterqüe.
Los tabloides ingleses han destacado a la reina esta semana entre las más elegantes, gracias en parte a estas repetidas apariciones con ropa low cost, como en su penúltima imagen en la inauguración del XI Seminario Internacional de Lengua y Periodismo en La Rioja.
Para visitar a los coolturetas no quiso convertirse en uno de ellos si no que optó por parecerse más bien a una princesa de cuento, que bien podría ser Aurora, la protagonista de la Bella Durmiente, pero no precisamente por la inactividad de la reina. Ésta no paró de posar con todo aquel que se acercara o de hablar con los puestos que le interesaron.
Quiso saludar a numerosos grupos de jóvenes estudiantes, visitó el Pabellón Infantil (donde compró un atlas mundial de la editorial Maeva) y se acordó de sus hijas Leonor, la princesa de Asturias, y de la Infanta Sofía. Para ellas adquirió el libro Forasteros en el Tiempo de Barco de Vapor y El Príncipe Feliz, ambos de SM editorial.
El Príncipe Feliz, que fue galardonado con el Premio internacional de ilustración Feria de Bolonia, es una adaptación del cuento infantil de Oscar Wilde sobre la historia ilustrada del Príncipe de Oscar Wilde que aún convertido en estatua lo dio todo por los más desfavorecidos. ¿Una declaración de intenciones?
La reina no perdió la oportunidad de visitar el stand de Tipos Infames, una mítica librería situada en una perpendicular a la calle Fuencarral y a la que Doña Letizia suele acudir en numerosas visitas de incógnita. En este puesto compró cinco libros entre los que se encontraba Pequeños grandes gestos contra la discriminación que pagó con su propio dinero, un arrugado billete de 50 euros que se sacó del bolsillo de su falda.