La llovizna británica, o el chirimiri andaluz, ha deslucido el desfile de invitados a la que muchos han tildado de boda del año. Pese al mal tiempo, el enlace entre el magnate colombiano Alejandro Santo Domingo y Charlotte Wellesley, hija del duque de Wellington ha transcurrido según el guión férreamente establecido por la familia de la novia. EL ESPAÑOL ha tenido acceso a imágenes en exclusiva del interior de la ceremonia.
El propio duque de Wellington, que vestía un chaqué de color gris marengo y corbata rosa con motivos geométricos, ha acudido en la mañana de este sábado a la iglesia de la Encarnación de Íllora junto a la mayor de sus hijas para perfilar los últimos detalles del enlace. Horas más tarde, apenas se podía acceder a las calles aledañas al templo donde se ha celebrado la ceremonia.
Muchos vecinos de Íllora y otros pueblos de al rededor han acudido a presenciar el desfile de apenas una veintena de metros que han realizado la mayor parte de los invitados. Salvo algunas excepciones como la mujer Carlos de Inglaterra, Camilla Parker Bowles, que llegaba de las primeras a la ceremonia vistiendo un vestido de color blanco crudo con pequeños flecos y sutiles volantes.
La mujer del Príncipe de Gales ha sido la única que ha optado por el blanco. El resto de invitadas ha respetado la tradición, tanto española como británica, de no usar ese color, reservado solo para la novia.
A pesar del desfile multicolor, donde han predominado los colores intensos y cálidos, hay que destacar la inspiración andaluza de los vestidos, la mayoría largos y utilizando tejidos con mucho vuelo. Un inconveniente repentino que ha dificultado el lucimiento de las mujeres por el intenso viento e intermitente lluvia que se registraba en la localidad granadina minutos antes de que llegase la novia.
Uno de los momentos más aplaudidos ha sido cuando el rey Juan Carlos I ha llegado a la iglesia de la Encarnación en un coche de la marca Bentley de color verde. Accedía al recinto sagrado solo, apoyado en el bastón. Y lucía un traje gris oscuro con una corbata de color verde. "Don Juan Carlos, don Juan Carlos, don Juan Carlos...", coreaban los illorenses.
También vitoreada ha sido la llegada del hijo mayor de Carolina de Mónaco, Andrea Casiraghi, casado con Tatiana Santo Domingo, sobrina del novio. Él vestía traje negro, camisa blanca y corbata negra; ella, un vestido negro con estampados dorados.
Mucho más discreto, sin vítores ni aplausos, ha llegado el novio Alejandro Santo Domingo al templo. Accedió minutos antes que don Juan Carlos, en en ese instante captaba la atención del público y los fotógrafos.
Por último, la novia. Lady Charlotte Wellesley, cuarta hija del duque de Wellington, llegaba a la iglesia que devociona del brazo de su padre. Ella con un sencillo vestido blanco roto con un sobrecuello de barco y un ramo de flores de estilo silvestre donde unas ramitas de olivo compartían protagonismo con algunas flores blancas.
Y se hizo la locura en Íllora. Los gritos subieron de decibelios y el duque correspondió con un saludo, avanzando varios metros y dejando a su hija a un lado. Ella, siempre sonriente, se afanaba para controlar el velo, que se movió de forma incesante por el fuerte viento que corría.
En el interior de la iglesia estaba el obispo de Londres y el de Granada. La boda se ofició en inglés y español. Idiomas maternos de los novios. Ella del Reino Unido; él de Colombia.