Mariano Rajoy celebró la victoria electoral del PP en el balcón de Génova y no dejó indiferente a nadie con sus gestos y sus palabras. El líder popular tiene como asignatura pendiente administrar la euforia tras las victorias electorales. Saltó varias veces a petición del público agolpado en Génova, pronunció un discurso que según él "es el más difícil de mi vida y eso que he hecho muchos". Ni que lo jure porque el de la noche del domingo no tenía un hilo argumental y no había por donde cogerlo y más aún cuando era interrumpido por los vítores de los simpatizantes congregados a las puertas de la sede popular. Fue difícil sacarle un titular.
Y por si fuera poco nos dejó una imagen que pasará a la historia. En mitad del discurso el líder popular dijo:"Sólo le voy a dar las gracias a mi mujer que la tengo aquí", al tiempo que la dio un beso emulando al que en su día, el por entonces portero de la selección Iker Casilla le dio a su novia Sara Carbonero tras ganar el Mundial de Fútbol del 2010.
El balcón de la victoria fue una radiografía de filias y fobias entre la cúpula del PP. Por un lado, se pudo comprobar que Soraya y la mujer de su jefe 'Viri' se llevan muy bien y son muy cómplices.
Al otro lado del líder estaba Dolores de Cospedal muy rejuvenecida con el corte de melena estilo bob y con una camisa a rallas con los tres primeros botones desabrochados. No habló ni dedicó ningún gesto de complicidad a la esposa de su 'jefe' Mariano. Y los 'cuchillos' volaron cuando los simpatizantes jalearon que Rajoy besara a Cifuentes. Y este lo hizo para estupor de Soraya cuya cara era un poema. Con esta van dos veces que la Presidenta de la Comunidad la eclipsa en un acto. En el arranque de campaña en el templo de Debod ya la dejó en un segundo plano con su estilazo y sus dulce discurso.
Pero para animar el balcón estaba Andrea Levy, la vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular, se lanzó a bailar el himno del partido versión merengue.
Hace dos días ya cerró la campaña por todo lo alto en la plaza de Colón junto a sus compañeros Pablo Casado y Fernando Martínez Maillo.
Una noche en la que las mujeres populares fueron las grandes protagonistas de la victoria electoral. Ellos aunque presentes, no se llevaron ningún guiño de su líder ni tampoco de los simpatizantes. Y Rajoy se convirtió en el hombre más deseado de la noche. Sus contricantes presumieron en sus discursos de haberle enviado un mensaje de móvil y haber obtenido respuesta. No eres nadie si Mariano no te contesta.
La 'primera dama' socialista derrotada
Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez estuvo menos eufórica que durante la campaña. Sus ojos vidriosos eran el reflejo de un sueño truncado. Su marido no estaba satisfecho con el resultado pero si con el beso a juzgar por la imagen.
Y Albert Rivera se quedó compuesto y sin chica. Esta mañana Beatriz Tajuelo, su novia desde hace dos años, le acompañó a votar. Ambos han vestido con los mismos tonos: blanco y crudo.
No se la ha visto secando las lágrimas de su novio tras perder ocho escaños con sólo un descenso de un 1% de los votos respecto al 20D.
Y la guinda a la noche electoral la puso como siempre Pablo Iglesias que aprovechó su primera 'derrota' para ponerse una corbata morada. Igual no era la noche para 'reflexionar' sobre estilismo y sí sobre el resultado de su formación como dijo. De hecho, cuando terminó y se puso a bailar se la quitó. Por cierto, que también se recogió mejor que nunca la coleta. ¿Qué quiso decir?