Como cada año, este miércoles se esperan muestras espontáneas de afecto hacia la que sigue siendo la princesa favorita de los británicos, la princesa del pueblo, la princesa de corazones. Su abrupto final despertó suspicacias y obligó a que se abrieran tres investigaciones oficiales (una de la policía francesa y dos de la británica) a lo largo de todos estos años para tratar de esclarecer las causas de su muerte. La primera investigación la inició la policía francesa inmediatamente después del accidente el 31 de agosto de 1997 y concluyó, dos años más tarde, que la causa de la muerte fue la negligencia del conductor, Henri Paul. Esta versión no satisfizo al padre de Dodi, el multimillonario egipcio Mohamed Al-Fayed, el propietario de los almacenes Harrods de Londres, que sostenía que Diana y Dodi fueron víctimas de un complot de los poderes del Estado británicos, de los servicios secretos y de la monarquía, liderados por el príncipe Felipe de Edimburgo, el marido de la Reina.
Mohamed Al-Fayed, que vendió los lujosos almacenes en el 2010, afirmaba que Diana estaba embarazada de su hijo y que iban a casarse, y que no gustaba a la Casa Real británica que la madre del futuro de rey de Inglaterra estuviera casada con un egipcio. Las cámaras del circuito cerrado de televisión probaban que Dodi había comprado el anillo de compromiso en la joyería parisina Alberto Repossis el mismo 31 de agosto y que un asistente suyo fue a recogerlo más tarde. Ante todos estos interrogantes, la Policía Metropolitana británica, abrió su propia investigación en el año 2004, siete años después de su desaparición.
Liderada por el veterano ex comisario Lord John Stevens, la exhaustiva pesquisa descartó en el 2006 todas las teorías de la conspiración. Sostuvo que fue un accidente y descartó tanto que Lady Di estuviera embarazada como que fuera a anunciar su compromiso al día siguiente, como se apuntaba. Una de las hermanas de la princesa explicó a Lord Stevens que Diana le había dicho que la relación entre los dos amantes no iba bien.
Las sospechas no se desvanecieron y un año más tarde, en el 2007, se abrió una tercera investigación en la Corte Suprema británica para profundizar en algunos de los puntos clave. Terminó en abril de 2008 y concluyó que Diana y Dodi fueron víctimas de un "asesinato ilegal" por la "gran negligencia" del conductor Henri Paul y por la conducta de los paparazzi que los perseguían por la carretera. Hubo factores adicionales como "como la incapacidad de juicio del conductor del Mercedes [Henri Paul] por culpa del alcohol". Pese a todo, el fantasma de la conspiración no desapareció.
Hace tres años, el ex sargento de las fuerzas especiales británicas (SAS), Danny Nightingale, aseguró que su regimiento había recibido el encargo de matar a la princesa, ante el tribunal militar en el que era juzgado por tenencia ilícita de armas. La periodista Sarah Ellison investigó hace unos años la relación que mantuvo la princesa con el cardiólogo paquistaní Hasnat Khan, con quien mantuvo un intenso romance que duró de 1995 hasta unas semanas antes de su muerte.
Ellison explica que Diana quería casarse con el doctor Khan pero éste decidió terminar la relación porque quería una vida discreta y tranquila. La amiga íntima de Diana, Rosa Monckton, explicó Diana y ella se fueron a un crucero en agosto de 1997 y que le pareció que Diana seguía enamorada de Hasnat Khan, que éste fue el amor de su vida, y que estaba utilizando a Al-Fayed para darle celos. El 31 de agosto de 1997, Dodi y Diana salieron a escondidas del hotel Ritz de París, propiedad del padre de Dodi, donde se hospedaban, para ir al apartamento privado que Dodi tenía a orillas del Sena. Sin embargo, los paparazzi los detectaron y los persiguieron. El conductor perdió el control y se estrelló contra una de las columnas del puente del Alma.
Henri Paul y Dodi Al-Fayed murieron en el acto. Diana falleció dos horas después del accidente en el hospital de la Pitié-Salpetrière, sobre la dos de la madrugada. El rescate se había demorado porque había quedado atrapada entre los hierros del coche. Sólo sobrevivió el guardaespaldas de Al-Fayed, Trevor Rees-Jones, el único que llevaba puesto el cinturón de seguridad. Tres millones de personas salieron a la calle para despedir a la princesa una semana más tarde en un funeral que fue seguido en directo por televisión por 3.500 millones de personas en todo el mundo.
Este miércoles se esperan muestras de afecto espontáneas en los diversos memoriales de Diana como su estatua de bronce en los almacenes Harrods, la fuente del Serpentine en Hyde Park, la que fue su residencia en Kensington Palace, también en Hyde Park, o en la finca familiar de Althorp, donde está su tumba. Enrique, su hijo pequeño, que tenía 12 años cuando ella murió, ha explicado que su hermano y él están diseñando un memorial para el año que viene, para el 20 aniversario de su muerte, que esté a la altura de su figura y que refleje lo que representó para los británicos.