David Frost, presentador británico: “La televisión es un invento que permite que te entretenga en tu salón gente que nunca tendrías en casa”. Eso es. Gente, gentuza, gentucilla. Personajes salidos de una ‘parada de los monstruos’ que, por razones que resultan del todo inexplicables, se acaban abonando a la existencia del sufrido telespectador para instalarse, allí, al otro lado de la pantalla, de manera solapada, definitiva e inapelable. Lo peor de todo es que los aceptamos, en nuestro devenir cotidiano, como si se tratase de nuestra elección. Sin embargo, preferimos ignorar el hecho de que vienen impuestos. En el pack de la mediocridad forzosa que facturan, desde sus despachos, a la medida de nuestro inexcusable aburrimiento.
Viene todo esto a cuento del horror que se avecina esta ‘rentrée’. Llega ahora, cual chaparrón de deposiciones en formato ‘docu-reality’, ‘Algo pasa con Ana’. En octubre. En DKiss. Yo, al principio, pensé que era una broma. Pero no. Van en serio. Amenazan los de Globomedia, en compañía de Discovery Max, con endiñarnos un ‘El show de Truman’ a la medida de esta eminente bióloga marina (a costa de sus patéticos posados playeros) cuyo historial televisivo se resume en: una bochornosa secuencia en ‘El equipo A’, su burbujeante sonrisa en un sinfín de campanadas desastrosas, horas de periodismo casposo a costa de su tormentosa relación con el conde Lecquio y una teleserie, ‘Ana y los 7’, que acabó por dormir a las ovejas. Churras y merinas.
Visto y comprobado está que nunca nos libraremos de ella. Nos obligan ahora a pasar por el vergüenzajenoso aro de su intimidad como “madre, hija o amiga”. A lo que yo me pregunto: ¿Qué nos puede interesar a nosotros lo que tenga esta señora que mostrar, en este preciso momento, si lleva 30 años viviendo del cuento catódico y lo único que ha dejado ver ha sido un exceso de bótox que ha estado a la altura, únicamente, de la ausencia de neuronas competentes? ¿Son estas, acaso, las nuevas portadas de ‘Interviú’ del siglo XXI? ¿Se trata de una condena por algo que hicimos en el pasado? En realidad, ¿demandaba alguien la necesidad de ver el día a día de este personajillo multicolor mientras suelta sandeces con su perrita Luna, o con sus amiguetes Antonio Banderas, Juan Peña o Carmen Lomana? ¿Es que alguno de vosotros añoraba volver a tener noticias del pequeño Alex (el Condesito Mor)?
Vale que estemos pasando por la gran pesadilla prenavideña de tener que soportar a Terelu Campos zampándose hasta las hojas del guión de ‘Las Campos’ y a Bigote dándoselas de sabio erudito, en Telecinco. Aceptamos, como animal de compañía, el anunciado batacazo que se dieron con el ‘We love Tamara’ los de Cosmo. Aplaudimos a rabiar el boyante estilo de vidorra que muestran ‘Alaska y Macario’ en MTV España. ¿Pero es necesario continuar así? ¿No da la angustiosa sensación de que hemos entrado en bucle? ¿Qué va a ser esto?, ¿un eterno y multitudinario ‘show’ de Truman repleto de caspa y tontunas existenciales? ¿Es este el nuevo modelo de telebasura que están diseñando para nosotros? ¿De verdad que tiene el más mínimo interés televisivo asomarse a la vida íntima de estas ‘celebrities’ de pacotilla? Porque, si es así, empiezo a comprender vagamente cuál es el problema real de este puñetero país…