¡Uuuuuuuhhhh! ¡Qué miedito! Si ya resulta difícil (casi imposible) para nosotros, sus compatriotas, soportar de tirón una hora de pablomotismo a cascoporro con ese ego del tamaño de Oklahoma que le encanta lucir al tipo, no quiero pensar lo que supondrá para el tinglado neuronal de dos guiris de marca mayor como Renée Zellweger y Patrick Dempsey. Anoche mismo, sin ir más lejos, aterrizaban los pobres en ‘El hormiguero 3.0’ antenatresero para sacudirse el ‘jet-lag’ y conocer en primera persona el cruento significado de ‘lost in translation’. Y no me extraña que Renée saliese como salió: ciega, no; lo siguiente. O eso parecía.
“No sé si voy a aguantar todo el programa sin enamorarme de ti”, soltó Pablo Motos, al comienzo de su bochornosa entrevista. Nada nuevo. Se lo dice a todas las ‘stars’ de Hollywood que pasan por ‘El hormiguero’. Es su latiguillo baboseante oficial. Su recurrente frasezaca de Pepito Piscinas rodeado de suecas. Su falsa galantería de reportero dicharachero e imparcial. Remata Pablo Motos a cinco angelillos con carnet de plumillas cada vez que la pronuncia. Y presentó después de Trancas y Barrancas. Pero aparecieron Trancas y Petancas. ¡Pablo, tío, hay que echar un vistacillo a la escaleta de tu programa de vez en cuando!
No era muy normal el estado de Renée anoche. Ojos achinados o completamente cerrados. Sonrisilla estúpida y permanente. Mandíbula descontrolada. Carcajadas sin venir a cuento. Y yo, que no soy tan mal pensado como parecer pueda, comencé planteándome la posibilidad de que fuese cosa de los efectos secundarios de su último paso por el quirófano. O del abuso de bótox mismo. Pero no. A medida que avanzaba el programa, la genial Renée fue mostrando su cebollón al natural, como las almejas. ¿Acabaría la noche haciendo ‘balconing’, encaramada a la lámpara central de la cúpula del hotel Palace y cayendo, despatarrada, sobre el pobre pianista negro del lugar? Porque con estos guiris nunca se sabe… El caso es que uno ya no tenía claro si estábamos viendo a Renée o a Bridget Jones, su horroroso personaje. O a una versión femenina, y milenarista, del mítico Fernando Arrabal.
Y, para la semana que viene, está anunciada la visita de Hugh Grant. Como esto siga así, no van a quedar cosechas suficientes de uva Verdejo en España para que estos guiris puedan superar su miedo a enfrentarse a las entrevistas de Pablo Motos. Tiempo al tiempo.