Ni los años que la Fiscalía pide para ellos, ni la sombra de una presunta estafa piramidal de más 289 millones de euros, ni los meses de prisión que ya acumulan los hermanos Javier y Álvaro, ni siquiera la autorización de la exhumación de los restos del patriarca para zanjar una demanda de paternidad… Nada de eso. Lo que ha dejado de piedra a los Ruiz-Mateos ha sido un ‘mannequin challenge’. Petrificados, los sucesores del empresario jerezano despiden 2016, su ‘annus horribilis’, en Madrid y con la familia separada. ¿Cambiará en 2017?
Lo que sí podría ampliar en este nuevo año es el número de hijos de José María Ruiz-Mateos si el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Pozuelo de Alarcón da la razón a Adela Montes de Oca, quien interpuso una demanda de paternidad, y que podría ser la hija número 14 del clan. Con 25 años, esta norteamericana de Chicago, se juega su apellido el próximo 31 de enero.
La Fiscalía ya ha autorizado la exhumación de los restos del empresario, que fue enterrado en el panteón familiar de Rota, si sus hijos mantienen su negativa a realizarse las pruebas de ADN.
De ganar la pugna, Adela aterrizaría en una familia dividida. Begoña Ruiz-Mateos, casada con el italiano Antonio Biondini, sigue separada del resto de sus hermanos, a quienes acusa de culpar a su padre para repeler su responsabilidad en los juzgados.
A muchos de sus posibles nuevos trece hermanos, también a sus concuñados y sobrinos, se les puede ver en el vídeo que ellos mismos han grabado haciendo un ‘mannequin challenge’, un fenómeno de Internet en el que los protagonistas permanecen totalmente inmóviles mientras son filmados. En la grabación también aparece, petrificada pero sonriente, la viuda de José María Ruiz-Mateos, Teresa Rivero junto a varios de sus nietos.
Junto a la matriarca, aparecen en el vídeo Juan García Arana —el primero en posar ante la cámara—, esposo de Paloma Ruiz-Mateos; José María junior y sus hermanos Alfonso, Pablo, que aparece junto con su esposa Mara, y Álvaro. Este último, según han confiado fuentes cercanas a la familia estaría de permiso penitenciario varios días de Navidad. Tanto él como su hermano Javier todavía no se benefician del tercer grado.
Una fiesta familiar sin Begoña
Quien no está ni en el ‘mannequin challenge’ ni en el día a día de la familia Ruiz-Mateos es Begoña, que sigue su particular cruzada contra el resto de hermanos. Con ella pasó José María sus últimos años de vida y ella ha jurado que no descansará hasta que el nombre de su padre quede limpio de toda sospecha de fraude. Ella misma culpa a sus hermanos de los líos judiciales que azotan a la familia desde antes del fallecimiento el empresario y, junto con su marido, Antonio Biondini, ha emprendido un camino paralelo al de sus hermanos.
"Pero ni yo ni mi mujer —llegó a decir Biondini a EL ESPAÑOL— vamos a dejar que Ruiz Mateos pase a la historia como un ladrón, no mientras que vivamos".
De Begoña, la propia Teresa Rivero, su madre, dijo en este periódico que era “una bruja”; y de Biondini, que era “una mala persona”. Las declaraciones se hicieron coincidiendo con el primer aniversario de la muerte del fundador de Rumasa.
Desde esa fecha, los hijos de Ruiz-Mateos aseguran que “la familia ha sufrido mucho”. “La nuestra es la historia de un proyecto empresarial que se trunca, para todos, incluido para nosotros”, comentaba a EL ESPAÑOL José María hijo días antes del aniversario de la muerte.
Parte de ese sufrimiento lo protagonizan Javier y Álvaro, que suman ya años en la prisión de Navalcarnero desde el pasado 29 de enero de 2015. Ambos fueron condenados a dos años y nueve meses de prisión por alzamiento de bienes y delito contra la Hacienda Pública. También a pagar 1,8 millones de euros por no cumplir con el pago del IVA en la compra de un hotel.
La cárcel también pende sobre Alfonso y Pablo, hijos del empresario, a quienes la Agencia Tributaria negó la conmuta de la pena por trabajos comunitarios. Y todo, mientras que siguen resolviendo en los juzgados las decenas de procedimientos judiciales que podrían amargar el nuevo año a una familia que lo empezó petrificada por un ‘mannequin challenge’.