Es difícil tomar una decisión cuando no sabes qué te deparará el futuro inmediato. Es lo que le sucede a Iñaki Urdagarin (49), pendiente como se encuentra de las decisiones judiciales. Pesa sobre él una condena de seis años y tres meses de prisión pero todavía no queda claro cuándo deberá ingresar, ni siquiera si podrá seguir viviendo en el extranjero como ahora o si deberá regresar a España. Lo que sí tiene bastante claro es que Vitoria sería su destino si finalmente el juez decide su retorno.
"Él se prepara para volver", dicen a EL ESPAÑOL fuentes de su entorno, "y si al final lo hace, no hay duda de que Vitoria sera su destino, allí está parte de su familia y se sentirá más arropado que en cualquier otro lugar".
Una de la cuestiones que más agobia al ex duque de Palma es el acoso de la prensa, que no le permite realizar ni un movimiento sin ser perseguido. Quedó en evidencia este mismo martes, cuando salió de casa y se topó con decenas de medios que querían tomar su imagen. El ex medallista olímpico sigue estando en muy buena forma y la bicicleta es una de sus aficiones más habituales, así que cuando vio a la prensa, montado en su bici como iba, pedaleó frenético hasta que les dio esquinazo.
No se entendería la vida de Urdangarin sin el deporte. Medalla de Bronce en Atlanta ‘96, selección española, capitán del Barça de balonmano: su camiseta con el número 7 (el de la suerte para los deportistas) cuelga del Palau Blaugrana. Así ha seguido siendo a lo largo de estos años. El 8 de mayo de 2016, no hace ni 10 meses, participó en la Media Maratón de Ginebra, donde corrió los 21 kilómetros de carrera en 1h46m04s, lo que supone una velocidad media de 5m20s el kilómetro, un resultado nada desdeñable para alguien de su edad.
En la carrera de 10 kilómetros que se organiza de manera paralela corrió su sobrina, Carlota Gui, hija de Ana Urdangarin. El resultado fue de 1h03m35s, una velocidad considerable. Miguel Urdangarin (14) corrió cinco kilómetros y logró una marca de 27m54s, lo que supone que ha heredado la gracia deportiva de su padre.
La bicicleta es otro de los deportes favoritos del cuñado del rey Felipe VI. Hace unos años llegó incluso a organizar unas vacaciones con amigos por los Dolomitas italianos, una escapada que finalmente no llegó a hacer por la oposición de algunos miembros del grupo con el que pretendía viajar. Se realizó incluso una votación y pese a que ganó el "sí", el ex duque supo de la situación por un artículo publicado y decidió echarse a un lado.
Es su sino en los últimos años. Se le ha hecho un vacío en casi todos los lugares que solía frecuentar, por eso escogieron Ginebra. Se ha contado mucas veces: Urdangarin se convirtió en un apestado en Barcelona y arrastró a su familia en esta situación. Por eso Suiza ha sido tan importante en su vida y por eso se resistirán a abandonarla hasta que no quede otra salida. Por el momento, está por ver si el juez escucha la petición del Fiscal Anticorrupción, Pedro Horrach, y dicta prisión inmediata para Urdangarin, algo que juristas consultados por este periódico ven poco probable.
Como también dudan de que tenga que abandonar Suiza si no ingresa en prisión: allí tiene a su familia y sería extraño que un juez decida separarlo de los suyos, sobre todo si tenemos en cuenta que el riesgo de fuga es poco factible en este caso. Pueden pedir, eso sí, que comparezca en el juzgado de forma regular, cada 15 días seguramente, lo que provocará que veamos a Urdangarin mucho más que hasta ahora.
Sea cuál sea el resultado, no obstante, él debe mentalizarse de todas las posibles opciones. Y una vuelta a España está dentro de la lista. Como lo estaba la pena de cárcel, algo que le costó digerir pero que finalmente incluyó en su pensamiento como posibilidad más que posible. Cuenta con el deporte como arma para fortalecerse, no sólo en lo físico. Y es con ese mismo ejercicio mental con el ex duque de Palma ha decidido que si debe volver, será cerca de su familia. En Vitoria. Aunque en Barcelona está Ana, la mayor, con quien convivió de joven y con cuya hija convive ahora, la ciudad es demasiado áspera para su recuerdo.