Leoncio, Pilar y Gabriel González de Gregorio y Álvarez de Toledo, hijos de Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, XXI duquesa de Medina Sidonia, acaban de lograr la segunda victoria judicial frente a quien fue la pareja de su madre, Liliane Dhalman, con la que la 'duquesa roja' se casó in articulo mortis.
En una sentencia de 95 folios conocida por EL ESPAÑOL, la Audiencia Provincial de Cádiz da la razón a los tres hermanos frente a Liliane y frente a la Fundación Casa Medina Sidonia y declara el derecho de Leoncio, Pilar y Gabriel a percibir una participación indivisa sobre los bienes donados por la duquesa a la fundación, presidida por la viuda.
La Audiencia -cuyo fallo es recurrible al Tribunal Supremo- ha tardado un año y medio en decidir sobre las apelaciones interpuestas contra la sentencia dictada por el juez de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Sanlúcar de Barrameda, José Lázaro Alarcón, que ya había estimado en lo sustancial las pretensiones de los tres hermanos.
El Juzgado declaró que la 'duquesa roja' perjudicó a sus hijos en la parte de la herencia que por ley les correspondía (el tercio de legítima estricta) al donar los bienes del conjunto ducal, entre ellos el Palacio de los Guzmanes, a la Fundación, poseedora de un impresionante archivo de seis millones de documentos que arrancan de la Edad Media. Sólo ese archivo, al margen del resto de bienes muebles e inmuebles, ha quedado valorado en 28.290.000 euros.
Pagos millonarios
El Juzgado condenó a la Fundación Casa Medina Sidonia -que tiene como patronos a la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sanlúcar y al Estado- a resarcir las lesiones en sus derechos hereditarios causadas a los tres hijos por Luisa Isabel, que "dispuso en vida por liberalidades [donaciones] más de cuanto le estaba permitido legalmente".
Así, en función del fallo de la primera instancia, Leoncio debía recibir de la fundación 16,1 millones de euros, mientras que a Pilar y Gabriel les correspondía 5.588.045 euros. La principal novedad de la decisión de la Audiencia Provincial de Cádiz es que, tal como el primogénito de la duquesa reclamó, esos créditos son sustituidos por una participación indivisa sobre los bienes en que consistió la dotación dispuesta por Luisa Isabel a favor de la fundación.
Esta solución es, para los magistrados, mucho mejor que la percepción del dinero establecida por el juez de la primera instancia, el fallo de éste pasaba por hacer responsable a la Fundación del pago de unas compensaciones millonarias para los hermanos González de Gregorio y Alvarez de Toledo que, "además de hacer inútil su intento de percibir lo que por legítima les corresponde [dado el valor de los bienes históricos donados por la duquesa], probablemente llevarían a la Fundación a una delicada situación en que su funcionamiento quedaría vinculado a unas deudas de imposible pago".
"Las dificultades derivadas de la gestión de un patrimonio complejo y de altísimo valor sin duda estarán presentes en el futuro", admite la sentencia, pero no serán "más allá sin embargo de las que naturalmente aparecerán en el desarrollo ordinario de la labor del patronato de la Fundación. Pese a los problemas que coyunturalmente puedan ahora surgir en razón de las desavenencias latentes entre las partes en el proceso, lo cierto es que la solución que proporciona la ley permite que un elemento tan significativo del patrimonio cultural quede bajo la custodia compartida de instituciones públicas y de los descendientes de la familia que lo generó". Los tres hijos han estado representados por el bufete Ferreiro-Pérez, por Nicolás González-Cuéllar y por Javier Timermans de Palma.
Las fincas de Liliane
Además, la Audiencia incluye entre los bienes de la herencia no sólo una, sino las dos fincas que supuestamente Liliane compró a la duquesa en Atlanterra (Cádiz), operaciones que los jueces consideran "fraudulentas" porque "no se le conoce a la señora Dahlmann actividad remunerada alguna o fuente diferente de ingresos con la que afrontar los pagos para esa compra".
La Audiencia afirma que la intención de la 'duquesa roja' fue "claramente la de transmitir a su pareja sentimental determinados componentes de su patrimonio en detrimento de los derechos legitimarios de sus hijos".
Durante el pleito ha quedado probado que Luisa Isabel y Liliane vivieron "una larga y estable relación sentimental" que tuvo su origen en 1982, cuando ambas se conocieron con ocasión de la primera boda del primogénito de la duquesa, Leoncio. Liliane era amiga de la novia.
Las dos mujeres contrajeron matrimonio el 7 de marzo de 2008, pocas horas antes de la muerte de la duquesa, que entonces tenía 71 años.
[Más información: La 'duquesa roja': la alianza de sus tres hijos por la herencia se resquebraja]