La vida entera como una paradoja. Telma Ortiz (43), hermana de la Reina Letizia, se mueve entre contradicciones y luchas internas. Y no lo supera. Vive en la zona más pija de Barcelona pero en una calle de corte bohemio, huye de los lujos pero lleva a su hija a uno de los colegios más caros de la ciudad, quiere ser cooperante pero trabaja en una escuela de negocios, se separa de su marido pero llevaban meses sin apenas verse...
Cambiarlo todo para que todo siga igual, ese término lampedusiano, de origen literario -El gatopardo- y de uso político, se puede aplicar también a la vida de la hermana real. Telma Ortiz Rocasolano se ha separado finalmente de su marido, Jaime del Burgo, pese a lo cual su vida no sufrirá cambios, no se notará la ausencia ni un poquito. Instalada en Barcelona desde 2008, Ortiz no convivía con Del Burgo, que tiene sus residencias repartidas entre Ginebra, Londres y Nueva York.
Alérgica a la prensa hasta la paranoia, la vida de Ortiz no ha sido fácil desde que su hermana se casó con un príncipe, lo que ha dado un toque huraño a sus costumbres. Vive en un piso de alquiler en Sarriá y aparca su coche en el parking del mismo edifico, así nadie la ve ni entrar ni salir, cuentan a JALEOS fuentes cercanas a Ortiz. Es más, "a veces llega en taxi y si sabe que hay prensa obliga al taxista a entrar en el garaje para poder subir directamente al piso". Ha tenido algún enfrentamiento con la prensa en el colegio de su hija, un centro británico de los más elitistas de las capital catalana. Y demandó a varios medios para evitar que se hablara de su vida privada (perdió).
Mientras ella hacía vida de separada, su marido en funciones se alojaba en el Hotel Arts cuando visitaba Barcelona, algo que no ha sido demasiado frecuente en los últimos meses. En el Arts, un lujoso hotel en el que se alojan las estrellas de Hollywood cuando visitan la ciudad para algún estreno, Del Burgo se alquiló un apartamento, tal y como contó la periodista Laura Lago en su momento, quien detalló que nunca se registró con su nombre para no levantar sospechas.
Un apartamento en este establecimiento da derecho a un Mini Cooper, a un mayordomo a su servicio 24 horas y a poder comer y cenar a la carta en todo momento. Porque el Arts es muy lujoso pero es uno de los hoteles de Barcelona más alejados del barrio de Sarriá. Su esposa hasta la fecha lo visitaba en el hotel puesto que Del Burgo no solía recorrer la ciudad de punta a punta para visitarla.
Su matrimonio con el gran amigo de su hermana nunca ha sido estable y ya en abril de 2014 anunciaron un divorcio que no llegó a consumarse. Tenían los papeles a punto pero dieron marcha atrás y retomaron una relación abocada al fracaso desde el primer día. Del Burgo es (o era) íntimo amigo de la reina, fue testigo en su boda con Felipe de Borbón –aquel día conoció a Telma- y estuvo en el hospital cuando nació Leonor. La relación íntima con la hermana real empezó en 2012 y en pocos meses se consolidaba con una boda celebrada en secreto en tierras navarras, de donde el novio es originario.
Hubo un tiempo en el que ambos quisieron mudarse a Nueva York, pero Enrique Martín Llop, el padre de Amanda, la única hija de Telma, interpuso una demanda para evitar alejarse de su hija, y ganó. Así que resignada, la mujer que había tenido que abandonar su carrera como cooperante por cuestiones de seguridad al ser la hermana de una futura reina, tampoco pudo abandonar España por amor porque el padre de su hija no lo permitió. Atada a una vida que no buscó, Telma Ortiz es pura paradoja.