La reina Letizia (43 años) ha convertido a los españoles en testigo de su dolor cuando perdió a su hermana Érika Ortiz, a su abuelo paterno José Luis y a su abuela materna Enriqueta. Hace 365 días fallecía el marido de ésta, Francisco Rocasolano, y su nieta lo despedía por primera vez en la intimidad. Los familiares habían dado orden de no proporcionar ningún detalle sobre el funeral y Francisco Rocasolano se fue como vivió: muy discretamente.
Un año después, Letizia sigue con preocupación la situación política que vive el país y apoya a su marido en la ardua labor de facilitar que el Congreso de los Diputados apruebe la investidura del nuevo presidente del Gobierno. Por lo pronto, Felipe VI (48) ha pedido a Mariano Rajoy (61) que intente formar gobierno pese a no contar con suficientes apoyos.
Este día, la esposa del rey patrio no ha dejado de recordar a su abuelo, hombre afable y entrañable, que se ganó el cariño de sus vecinos de Alicante, donde vivía en una urbanización de edificios blancos con piscina y pista de tenis. Ellos recuerdan aún hoy con cariño sus tertulias en el bar Brujas, al que acudía habitualmente a tomar café. Era parada casi obligada de sus paseos diarios, que hacía prácticamente en solitario, pues su esposa Enriqueta rara vez salía de casa. Eso sí, era clienta asidua de la peluquería particular de la urbanización al que acudía junto a otras vecinas.
"Era una pareja entrañable y muy amable, les conocíamos todos. Paco hablaba con todo el mundo y a todos saludaba", asegura una vecina (y amiga) del matrimonio.
Tras el fallecimiento de Enriqueta en 2008, Paloma Rocasolano (64) le llevó a vivir con ella a Madrid. Ya estaba delicado y había perdido parte de ese carisma que le caracterizaba.
El pasado año comenzó a sentirse mal. Se encontraba disfrutando de unos días de asueto en la sierra de Béjar y fue trasladado al Hospital Clínico Universitario de Salamanca. La madrugada del 28 de julio de 2015 fallecía a causa de sus problemas coronarios. Le faltaban dos años para ser centenario.
En 2014 asistió a uno de los momentos más especiales para él: la proclamación como rey del marido de su nieta. Desde un asiento del Congreso de los Diputados, Francisco, disfrutó de lo lindo de los actos solemnes de la proclamación.
¿QUÉ PASA CON LAS VACACIONES REALES?
Dos años después de la proclamación, la situación que vive la Jefatura de Estado es bien distinta. Desde Zarzuela aseguran a EL ESPAÑOL que no hay nada planeado de cara a estas vacaciones estivales. Todo depende de la situación política del país, que ha convertido este verano en atípico. El escenario puede cambiar de un día para otro y es difícil poder concretar la fecha exacta del traslado a Palma de Mallorca de la Jefatura del Estado.
Pese a que Mariano Rajoy ha aceptado el encargo, fuentes de Casa Real no se atreven a desgranar con detalle el programa estival de los reyes. Por el momento, no hay más actos oficiales previstos en agenda y la Familia Real podría poner rumbo a Palma de Mallorca en cualquier momento. De hecho, este fin de semana la infanta Pilar celebra su cumpleaños en la isla y se espera la presencia de los reyes y sus hijas. Con todo, no hay fecha para el tradicional posado veraniego de la Familia Real. Eso sí, la reina consorte podría adelantarse junto a sus hijas y esperar en Palma de Mallorca a su marido, que ha tenido una semana difícil en lo que a reuniones políticas se refiere.
Por lo pronto, la reina Letizia ha vivido una semana triste pero también agitada. Clausuraba este miércoles su agenda oficial y lo hacía con varios actos en el calendario.
Si el martes acudía a entregar los premios FEDEPE en los Jardines de Cecilio Rodríguez (parque del Retiro), un día después mantenía una sesión de trabajo con los directores de centros del Instituto Cervantes.