La reina Sofía cumple hoy 78 años y no habría mejor regalo que le pudieran hacer que la absolución de su hija Cristina (51). Deberá esperar unas semanas a conocer el veredicto del Caso Nóos y, no obstante, todos los expertos apuntan a que es muy difícil que la infanta salga con condena. Así que aunque tarde, es probable que la reina emérita pueda celebrar el regalo que tan ansiadamente espera.
La setnencia del Caso Nóos debería hacerse pública a finales de este año. Y puede ser una varapalo para la placidez en la que viven ahora los miembros de la Familia real. Doña Sofía uno de los pocos apoyos que tienen los Urdangarin en la familia real junto con su hermana, la infanta Elena (52). Junto con Elena les ha visitado en numerosas ocasiones a Ginebra y también a Vitoria, a donde viajan cuando vienen a España. Un eventual ingreso en prisión de Iñaki Urdangarin (48) sería también algo doloroso para la reina emérita.
Fue ella quien protagonizó uno de los gestos más potentes de apoyo a los Urdangarin en plena tempestad judicial: visitó a su hija en Washington DC en 2011. Las imágenes de una reina sonriente acompañando a su hija y a su yerno a cenar en un restaurantes sorprendieron a todos.
Porque se producían días después de que se supiera que Urdangarin estaba imputado; pocos días antes de que el rey Juan Carlos I (78), entonces regente, hablara de conductas poco ejemplares y dijera aquello de que la justicia es igual para todos. Esa visita además fue portada en la revista Hola! que nunca publica nada relacionado con la Casa Real sin preguntar antes.
La reina siempre ha estado al lado de sus hijos, con quienes ha actuado como madre más que como reina. Y eso es algo que en los últimos años le ha pasado factura. Tuvo que oír los abucheos que le profería el público cuando acudió a la clínica a visitar a su marido recién operado de la cadera. Fue uno de los colmos.
Y no fue la única vez. En un estreno en el Auditorio de Madrid, en 2013, el público abucheó a doña Sofía. La sociedad empezaba a estar harta de los desmanes de la Casa Real y la entonces reina regente, siempre querida por los españoles, también veía como su imagen se deterioraba. Poco tiempo después, en 2014, don Juan Carlos I abdicaba.
Se habla del matrimonio de los reyes eméritos cuando quienes conocen bien los entresijos de la Casa aseguran que es una pareja separada desde hace décadas. Y que el acercamiento de doña Sofía a sus hijos es el que sucede en cualquier casa en la que los padres se divorcian: los hijos suelen apoyar a una de las partes.
Ana Romero lo cuenta con precisión en su Final de Partida (La esfera de los libros, 2015), un libro en el que se puede comprobar la distancia que existe entre ambos y la soledad con la que vivió el rey emérito todo el proceso de su abdicación. En el libro queda claro que doña Sofía y don Juan Carlos llevan vidas separadas desde hace mucho tiempo y que la reina emértia pasa largas temporadas en Londres.
Pese a tener una gran familia, la reina Sofía vive en soledad, y es su hermana Irene quien la acompaña de manera habitual. Lo cuenta también al detalle Pilar Eyre en La soledad de la reina (La esfera de los libros, 2012) y en sus numerosos artículos.
Según ha escrito Eyre, otro de los grandes dramas de la vida de doña Sofía es su poca relación con las hijas de Felipe VI (46), Leonor y Sofía. Al parecer, la reina emérita tiene problemas para ver a sus nietas puesto que, según la periodista, la reina Letizia (44) prefiere que se relacionen con sus padres, con quienes las niñas tienen estrechos lazos.
Pese a estas informaciones, ambas reinas se han mostrado en público siempre unidas. Acaso la celebración de su cumpleaños sea una buena ocasión para olvidar los malos momentos.