Letizia Ortiz (44 años) está cada vez más obsesionada con parecerse a Rania de Jordania (46). Tanto, que aunque no es la primera vez que copia uno de los estilismos de la mujer del rey Abdalá II, si es la vez con la que más descaro lo ha hecho. La monarca ha asistido a la clausura del proyecto de la Fundación Telefónica con un look calcado de la que es considerada una de las mujeres más bellas y elegantes del mundo. Camisa blanca de cuadros con lazada al cuello y falda midi entubada de cuero ha sido el vestuario elegido por Letizia. Exactamente el mismo que escogió Rania para la última visita que realizó a Madrid en noviembre del pasado año. Lo único que cambian son los zapatos y el bolso.
En muchas ocasiones se ha comentado y debatido sobre quién copia a quién, pero esta vez no hay lugar a dudas. La reina de España ha reproducido fielmente el modelo de Rania. Podría ser que ambas monarcas compartieran estilista o peor aún, armario, pero las dos teorías resultan bastante improbables teniendo en cuenta los más de 5.000 kilómetros de distancia que separan a la una de la otra. Si hay algo claro en toda esto que Letizia y Rania están cada día más cerca de convertirse en clones. Hasta parece que han pasado por el mismo cirujano. Por ejemplo, en sus primeras apariciones las dos tenían la nariz prominente y la barbilla afilada y ahora muestran un rostro más armonioso y dulcificado. Las casualidades no existen.
Otro de los momentos que más avivo la comparativa entre las dos reinas del glamour fue durante la cena de gala en honor al presidente de Chile, Sebastián Piñera, y a su esposa, Cecilia More, que se ofreció en Zarzuela. En esta ocasión Letizia se decantó por un recogido grecoromano adornado con una tiara que les prestó su suegra la reina emérita Sofía imitando a otro de los estilismos de Rania de Jordania.
Casualidades a parte, lo cierto es que estas dos mujeres tiene muchas cosas en común más allá de su apariencia física. Rania y Letizia son dos mujeres que centran sus esfuerzos en causas solidarias, ambas viven volcadas en la educación de sus hijos y ninguna de ellas es de sangre real.