Es cuanto menos curioso que el republicano independentista Carles Puigdemont se haya refugiado en Bélgica, un país monárquico. No obstante, también hay que decir que detrás de esta familia real se esconde una historia repleta de escándalos. La vida de estos royals bien podría servir para el mejor culebrón de latinoamérica. Se rumorea que el actual monarca es gay y se casó para poder heredar el trono. Su predecesor, además de haber admitido un affair en los 60, tiene una hija ilegítima. Uno de los príncipes usaba dinero de la armada para sus gastos...
Felipe I de Bélgica (57) es el actual rey, un trono que ha conseguido a pesar de las continuas críticas que ha recibido. Uno de estos ataques tuvo como protagonista a un periodista que publicó Preguntas Reales, un libro que incluye denuncias dañinas sobre el carácter y el matrimonio del entonces príncipe heredero. En esa ocasión, el palacio real contraatacó formalizando una queja oficial ante un organismo de ética mediática.
Por un lado, en el libro se ataca el carácter de Felipe, ya que durante la mayor parte de su vida se le vio un sucesor poco creíble. Era considerado distante y torpe, con el carisma de un funcionario. "La percepción general es que no está en condiciones de convertirse en rey", decía el periodista acusado.
Por otro lado, su orientación sexual fue otro de los temas sobre los que más se habló. Según se señala en el libro, el entonces heredero era homosexual, pero su padre, Alberto II (83), le exigió casarse para poder heredar el trono. "Felipe, como heredero, debía asegurar la continuidad de la Corona y para eso debía casarse". Sin embargo, no valía cualquier mujer. Otra de las condiciones que le impuso su padre es que por sus venas corriese sangre azul y que fuese "tolerante" con su pasado. Matilde (44), hija de una familia de nobles cuya fortuna había caído en desgracia, cumplía todas estas condiciones.
"Fue un matrimonio forzado", asegura el periodista, "Matilde accedió a casarse para salvar a sus padres de la ruina". Prueba de ello es que entre ellos "no hay afinidad y Felipe continúa luchando con su identidad". Al final, esta relación cumplió su objetivo y tras contraer matrimonio en diciembre de 1999 en Bruselas, tuvieron cuatro hijos: la princesa heredera Isabel (16), el príncipe Gabriel (14), el príncipe Manuel (12) y la princesa Leonor (9).
Alberto II, infiel y con una hija ilegítima
El predecesor de Felipe, Alberto II, tampoco queda exento de estos escándalos. Durante años se especuló con sus aventuras amorosas, sobre todo en la década de 1960, algo que él mismo terminó admitiendo. Más concretamente, reconoció la relación extramatrionial con la baronesa Sybille de Selys Longchamps (76) que se inició en 1967 cuando él todavía era Príncipe de Lieja y que duró diez años.
Sin embargo, no solo fue esta aventura amorosa la que afectó al monarca. Años después Delphine Boel (46), hija de la baronesa, acusaba al rey de ser su padre. Su supuesta hija publicó el libro Cutting the Umbilical Cord en 2014, donde revelaba que el rey había ignorado su existencia durante todos estos años. La joven nació en 1968, un año después de iniciarse el romance entre el monarca y la baronesa, pero no fue hasta su mayoría de edad cuando supo que el Rey era su padre.
El príncipe Laurent, la oveja negra de la familia
No obstante, si hay un miembro de la familia real belga a quien el escándalo le ha acompañado constantemente es al príncipe Laurent (52), apodado comúnmente como la "oveja negra de la familia". Desde problemas por conducir muy rápido hasta escándalos de corrupción, cada vez que su nombre aparece en los titulares la familia real tiembla.
Su escándalo más sonado sucedió en 2006, cuando se supo que el príncipe estaba desviando fondos de la armada belga para pagar la renovación de su lujosa casa de vacaciones, Villa Clémentin. El príncipe admitió que sabía de dónde venían los fondos. No obstante, asegura que no creía que se tratara de algo fuera de lo común ya que su villa era propiedad del estado.
Al poco tiempo de que estas informaciones vieran la luz, el rey Alberto II firmó un real decreto que permitía llamar a Laurent como testigo en un juicio por corrupción. Así, el aristócrata compareció en el tribunal donde aseguró que sus renovaciones no tendrían por qué ser ilegales. Finalmente, los jueces de instrucción negaron que Laurent estuviera personalmente implicado.
No obstante, este no ha sido el único escándalo en el que se ha visto envuelto. En otra ocasión, el príncipe quiso hacer pasar como gastos estatales los costes de sus vacaciones para esquiar, las facturas de los supermercados y los aranceles escolares para sus tres hijos. Como respuesta, las autoridades belgas dieron la vuelta a la tortilla y el aristócrata se vio obligado a pagar 16.000 euros.
Asimismo, protagonizó otros episodios polémicos como la vez que intentó negociar con el hijo del dictador libio Muammar Gaddafi, o la ocasión en la que le retiraron el carnet de conducir después de haber sido pillado a una velocidad por encima de lo legalmente permitido, a lo que él contestó que debería haber "una licencia especial para aquellos que conducen un automóvil rápido".
La reina Fabiola y su polémica herencia
Fabiola, convertida en reina consorte de los belgas tras su matrimonio con el rey Balduino de Bélgica, murió en 2015 dejando tras de si una polémica con el reparto de la herencia.
Varios de los 37 sobrinos de la española se mostraron sorprendidos y molestos porque desconocían los términos del testamento de su tía, del que no habían recibido nada de él a pesar de que Fabiola había asegurado que les ayudaría.
Tras estas disputas, desde la Casa Real se decidió que todos los bienes de la monarca pasaron a una fundación que creó la propia española para ayudar a indigentes y a familias con necesidades económicas. Una medida que solo generó más polémica y disputas entre los españoles y los belgas.
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