La boda de cualquier mortal es un quebradero de cabeza: el florista, el catering, en qué mesa colocar a los invitados... Sin embargo, si tu boda va a ser uno de los acontecimientos más importantes de 2018, los aspectos a tener en cuenta se multiplican exponencialmente.
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Vivirán en Nottingham Cottage
La pareja vivirá en Nottingham Cottage, una residencia que está ubicada dentro del complejo que compone el Palacio de Kensington, donde tendrán como vecinos al príncipe Guillermo (35), Kate Middleton y los pequeños George, Charlotte más el que está de camino.
Se trata de un casa de 125 metros cuadrados que, según definen los tabloides británicos, es una residencia privada y acogedora gracias a los jardines que rodean la propiedad. La residencia cuenta con dos dormitorios, un salón, un comedor y una cocina.
Es la vivienda más pequeña del recinto datado en el siglo XVII, muy cerca del jardín construido en homenaje a Diana de Gales. En esta vivienda ya residieron Guillermo y Kate (35) cuando estaban prometidos, y el propio Harry en 2013, cuando la convirtió en su particular piso de soltero, incluyendo una curiosa hamaca en el patio.
Asimismo, Meghan ya se ha alojado en la propiedad varias veces durante sus visitas a Harry. Ahora queda por ver qué toques personales le dará a su nuevo hogar, sobre todo después de que Kate pintara las paredes y la modernizara cuando se mudó.
Boda en mayo... ¿pero con lluvia?
Aunque la noticia de su compromiso se ha conocido este lunes, según declaraciones de la Casa Real, la pareja se comprometió a principios de este mes. Se espera que en enlace tenga lugar en la primavera de 2018, un periodo que comprende entre marzo y mayo. Los distintos corredores de apuesta ya están barajando distintas fechas, aunque mayo es por ahora el mes preferido por las distintas casas de apuesta con una probabilidad de 1 a 3.
Este mes es el elegido por la gran parte de los británicos ya que tendría lugar un mes después de que haya nacido el tercer hijo de William y Kate, que se espera para abril. Otro aspecto a tener en cuenta con esta fecha es el tiempo que acompañará a la ceremonia. Las casas de apuesta también están barajando la posibilidad de que sea una boda pasada por agua o que se celebre en un día soleado. No obstante, en este detalle las apuestas están más reñidas. Por el momento.
Invitada la realeza europa y de Hollywood
La boda incluirá a la flor y nata tanto de la aristocracia europea como de Hollywood. Se espera que, tratándose de una de las bodas más esperadas de 2018, acudan los principales representantes de las familias reales europeas. Además, como elemento novedoso, se cree que entre los invitados encontraremos a diferentes rostros conocidos de Hollywwod, y más teniendo en cuenta que Meghan Markle ha conseguido ser una actriz de cierto renombre en Estados Unidos.
Así, es muy probable que acudan algunos deportistas de gran relevancia como Serena Williams (36), con la que la actriz mantiene una gran amistad. También se espera que sus compañeros en Suits no se pierdan la boda, como Patrick J. Adams (36), que en el drama estadounidense es su pareja Mike y la actriz Sarah Rafferty (44), que ella misma califica como su "hermana". Tampoco se perderán la ceremonia los padres de la novia Doria Ragland (61) y Thomas Markle (72), ni la familia del novio.
Será duquesa, pero no princesa
Todo apunta a que la actriz recibirá el título de duquesa de Sussex, un cargo que no se usa desde hace más de un siglo. "Seguramente se hará duque a Harry. El de Sussex está disponible, así que Markle sería duquesa de Sussex", explicaba el mes pasado a Royal Central la historiadora Marlene Koenig. "Su rango será el de princesa por matrimonio del Reino Unido, Gran Bretaña e Irlanda del Norte".
Sin embargo, la actriz al no ser princesa de nacimiento, aunque se case con uno, no podrá ser conocida como la "princesa Meghan", según la costumbre de Reino Unido. Por el contrario, y como afirman diversos expertos reales, sí se la podrá llamar "la princesa Enrique de Gales".
¿Quién vestirá a la novia?
Una de las primeras opciones que se barajan es el diseñador Erdem, quien ya vistió a Meghan para la boda a la que acudió con Harry en Jamaica a principios de este año. Además, esta posibilidad adquiere fuerza después de las declaraciones de la actriz a la revista Vanity Fair, donde afirmó que es "un diseñador que he estado usando durante años".
La otra posibilidad que se baraja es Misha Nonoo que, aunque no es un nombre pesado en el mundo de la moda, es una buena amiga de la prometida de Harry. Ya vistió a Meghan en su primera aparición aparición pública oficial con el príncipe en los Juegos Invictus, donde lució la polémica "camisa del marido".
El otro diseñador que está sonando con fuerza en las casas de apuestas de Reino Unido es Alexander Mcqueen. Al elegir esta opción, la actriz no solo estaría haciendo un guiño a la moda británica, sino que también tendría un detalle con su cuñada, la duquesa de Cambridge, a quien también vistió esta firma durante su boda con el príncipe William. Un hecho por el cual esta marca tiene unas importantes credenciales para ser la opción elegida.
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La abadía de Westminster o en una discreta capilla
La abadía de Westminster se perfila como la preferida en todas las casas de apuestas. De ser esta la opción, los prometidos elegirían una ceremonia con toda la pompa clásica de una boda real, y es que este edificio tiene capacidad para 2.000 invitados. Así, según las casas de las apuestas, la abadía de Westminster es la favorita con 1 a 12, delante del castillo de Windsor y St. Pauls, donde se casaron sus padres.
Sin embargo, hay otros expertos que aseguran que la boda podría ser mucho más discreta de lo que fue, por ejemplo, la de William y Kate. Teniendo en cuenta el carácter de los novios, muchos de estos expertos apuntan a que la sería una ceremonia más íntima fuera de Londres, en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor. La familia real, y especialmente el príncipe Harry, tienen un gran cariño por este recinto.
Respecto a quien oficiará la ceremonia, según una fuente cercana a People, el arzobispo se perfila como uno de los posibles candidatos. El tema del divorcio no supondría ningún problema y, como aseguran estas fuentes, "siguiendo la jerarquía de la Iglesia de Inglaterra, el Arzobispo no tendría ningún problema en oficiar su boda si llegara a ese punto".
Una boda de 30 millones de dólares
Otro de los aspectos que ya barajan muchos medios británicos es la factura de la boda del año. Teniendo en cuenta que los gastos de la ceremonia entre William y Kate rozaron los 40 millones de dólares (unos 29 millones y medio de euros), este enlace podría costar más de 30 millones de euros. Gran parte de este dinero se destinará a la seguridad, más teniendo en cuenta los últimos incidentes acaecidos en Reino Unido. No obstante, también hay que tener en cuenta que las bodas reales generan, tradicionalmente, un aumento en el gasto turístico.
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