A pesar de que en poco más de un mes, el 30 de enero, el rey Felipe VI soplará 50 velas, un número muy especial para cualquiera, lo cierto es que no hay nada en Zarzuela preparado. Este monarca no es de festejos. Por ahora lo único fijo es que la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre acuñará un millón de monedas conmemorativas de 30 euros con el escudo real impreso a color. Su valor será de 30 euros, estará acuñada en plata, grande, de 33 milímetros y 18 gramos. Por una cara, llevará el perfil de Felipe VI y por otra, su escudo de armas, pero con una particularidad: el escudo se verá en colores.
Felipe VI sigue siendo el Rey más joven de Europa, pero ya se le nota en su aspecto el peso de los años y de la responsabilidad. Las canas cubren su pelo y su barba, además de estar más delgado que cuando era príncipe. Pero ¿cómo es este hombre que llega a lo que muchos llaman la ‘edad dorada?
El Rey pasea por el comedor del Hotel Reconquista de Oviedo. En la mano lleva una cazuelita de fabes que acaba de coger del bufet tras hacer la cola, como todo el mundo. Sabe que se las comerá frías, le ocurre todos los años en el almuerzo previo a los premios Princesa de Asturias, porque la gente no le dejará ni probarlas. Pero no le importa. Es parte del trabajo, luego le subirán un buen plato a la habitación. Ahora sonríe, atiende a los invitados y demuestra mucha amabilidad. Felipe VI es paciente.
Este Monarca sería incapaz de decirle a nadie: ‘¿Por qué no te callas?’ Y esa es una de sus principales diferencias con su padre, Juan Carlos I: el carácter opuesto de ambos monarcas. De aquella frase, dirigida al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y que le valió a su padre uno de sus últimos momentos de popularidad, se hicieron camisetas y hasta politonos, pero el Soberano actual jamás lo haría. Felipe VI es prudente.
Sin margen a la improvisación
El carácter de Felipe de Borbón es más parecido a su madre. El Rey carece del carisma o la célebre campechanía de don Juan Carlos. No se permite la improvisación. Cuando llega a un país, de viaje oficial, ha devorado antes toda la información que ha caído en sus manos. Cuanto más sabe, más quiere saber. Felipe VI es preguntón.
La Corona es una institución sin poderes cuya razón de ser y primer cometido es, el de dar buena imagen. La falta de ejemplaridad ha sido el gran factor de desgaste interno de la Institución, motivado sobre todo por el Caso Noos. Al Rey actual no le entra en la cabeza que alguien con la vida resuelta como su cuñado se haya metido en semejante lío. Por eso esta es una de las obsesiones de Felipe VI, dar ejemplo. Desde que comenzó su reinado se han dado los pasos para que las cuentas de la Corona sean transparentes y los ciudadanos conozcan dónde va cada céntimo de su presupuesto. Poco a poco la Casa se va a abriendo a las redes sociales, con cuenta de You Tube, Twitter e Instagram. Felipe VI es ejemplar.
Puede que su elección por Letizia Ortiz como compañera de vida, en 2004, haya sido el único gesto de rebeldía que se le conoce al Rey, que no permitió que nadie vetara la entrada en Zarzuela de una periodista divorciada. La reina es la peor valorada de las encuestas que se realizan en Palacio de forma habitual, pero nadie puede negar que hace con el Rey un gran equipo. La personalidad de Letizia es un arma de doble filo, a veces le sirve para acercar a Felipe VI al pueblo y otras, para alejarlo. Su esposa le ha ayudado a soltarse y a comunicarse mejor, de eso no hay duda. Sobre todo, su matrimonio, le ha valido para ver a un hombre más cercano que disfruta de la vida al lado de la mujer que ama. Felipe VI es un hombre enamorado.
El reto catalán
Aunque no se puede comparar, como han hecho muchos, con el 23-F de don Juan Carlos, lo cierto es que Felipe VI ha tenido estos últimos meses su propio reto con el desafío catalán. Tras la pantomima del referéndum catalán el 1 de octubre, la ciudadanía y muchos periódicos del exterior se preguntaban dónde estaba el Rey, a que se debía el silencio que mantenía desde el 27 de septiembre. El equipo de Zarzuela decidió anular todos los actos de las agendas de los Reyes para seguir los acontecimientos desde el palacio sin distraer la atención hacia nada más.
El 3 de octubre, don Felipe habla para todos los españoles desde su despacho. La ley es la ley y se aplica a todos por igual. Nada de diálogo y comunicación. Sus palabras son un antes y después en los acontecimientos. El discurso llegó en el momento justo, antes hubiera sido precipitado. Después hubiera llegado tarde. Felipe VI es oportuno.
Durante su época como Príncipe de Asturias eran en los premios, que desde 1981, llevan su nombre, donde Don Felipe tenía la oportunidad de expresar su verdadero pensamiento en el único discurso del año que se escribía en Zarzuela y no en el Gobierno. Ya como Rey tiene también en el de Navidad una segunda oportunidad. En sus líneas siempre se ha podido leer como Felipe VI pide a los españoles que se sobrepongan a las dificultados, que hagan frente al pesimismo, a la frustración y a la desconfianza.
La educación de sus hijas
Cómo dijo en la última Nochebuena, para el Monarca son los españoles que ‘cada día batallan para salir adelante con honestidad, con esfuerzo, con valentía y con humildad’ los que hacen que España sea una ‘nación por la que vale la pena luchar’. Felipe VI es optimista.
Cuando el Rey regresó de Estados Unidos tras completar su formación académica, se contrató a Jaime Alfonsín, abogado del Estado, para empezar a perfilar la figura y funciones del heredero, que no estaban escritas en ningún lado. De eso hace 22 años. La Constitución establece que el Monarca ‘nombre y releva libremente a los miembros civiles y militares de su Casa’ y eso ha hecho, pero manteniendo al equipo con el que trabajo durante sus años como Príncipe. Hace dos meses fallecía el que había sido su jefe de seguridad durante casi 20 años, el Coronel Corona, los Reyes acudieron al tanatorio y después, se celebró un funeral en Zarzuela. Felipe VI es un hombre de equipo.
Felipe VI intenta desayunar o cenar con sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, cada día. Nunca ha querido dejar la educación de sus hijas en manos de otros. La Reina y él hacían turnos por las noches cuando las niñas eran bebés para levantarse si pedían algo o lloraban. Al Rey le encanta pasar tiempo con ellas, según sus propias palabras ‘me enseñan mucho más ellas a mí que yo a ellas’.
Aunque muchos creen que es Letizia la que quiere preservar, a toda costa la privacidad de sus hijas, el Monarca está completamente de acuerdo. No quiere para Leonor y Sofía la infancia que vivió él con sus hermanas. Y aunque muchos les acusan de demasiado restringidos con las apariciones públicas de las niñas, el Rey siempre contesta con un ‘ya habrá tiempo. Ahora que disfruten y sean niñas como todas las demás’. Felipe VI es familiar.
Una fiesta sin alfombra roja
Y es eso en realidad lo único que quiere hacer el Rey el día de su cumpleaños. Pasarlo con su familia y con alguno de sus amigos más íntimos. No habrá un festejo, se baraja la posibilidad de hacer un acto conmemorativo, pero no una fiesta. Hay dos ideas sobre la mesa; la primera: juntar a un grupo de personas de la misma generación que Felipe VI y que hayan destacado en su ámbito profesional o personal, artistas, científicos, actores… la segunda; presidir una entrada de premios a gente que haya hecho algo extraordinario, personas normales y corrientes que hayan hecho algo por los demás y que eso les sea reconocido con motivo del cumpleaños del Rey.
Lo que no habrá será una alfombra roja, ni fiesta, ni comida, ni invitados VIPS que brinden con champán por el Rey. Felipe VI quiere cumplir sus 50 años como lo que es: un hombre tranquilo.