Duelo de estilo en el funeral en memoria a los veinticinco años del fallecimiento don Juan de Borbón y Battenberg. La misa en honor al conde de Barcelona ha reunido a la Familia Real al completo. Por un lado, los eméritos, don Juan Carlos I (80 años) y doña Sofía (79). Presidiendo el acto, el rey Felipe (50) y su consorte, Letizia (45). Tampoco ha faltado la infanta Elena (54) y la sorpresa de todos, la infanta Cristina (52), sin la compañía de Iñaki Urdangarin (50).
La presencia de Cristina de Borbón estaba casi confirmada teniendo en cuenta que los funerales son los únicos actos a los que la hermana de Felipe VI acude dentro de la agenda familiar. Queda patente que participa de la vida privada de los Borbón aunque sigue apartada de la actividad representativa. De hecho, la última vez que la Familia Real se citó al completo, incluyendo a la infanta Cristina, fue el pasado mayo de 2017 en el Palacio Real, en la misa funeral de la infanta Alicia de Borbón-Parma, tía del rey Juan Carlos I.
En un papel más real y menos celeb que de costumbre, Letizia ha mostrado una actitud seria, hierática, propia del acto que presidía junto a su marido, el rey de España. Para la ocasión ha seleccionado un abrigo tres cuartos en riguroso negro luto acompañado por un clásico par de zapatos de tacón con plataforma. En cuestión de alturas no hay quien tosa a la reina de España. El tacón de Letizia casi dobla el de la infanta Cristina.
No obstante, como si de un golpe en la mesa o una declaración de intenciones se tratase, la benjamina de los Borbón y Grecia se ha presentado en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial con su mejor sonrisa, un rejuvenecido aspecto físico e incluso un bronceado tono de piel. La apariencia y la actitud de la infanta Cristina ha llamado la atención de propios y extraños. La pregunta ha resultado inevitable: ¿Es este un toque de atención a la reina de España (y del estilo)?
Lejos queda la imagen descuidada (e incluso despeinada) de la infanta Cristina llegando a los juzgados de Palma de Mallorca como imputada en el contexto del caso Nóos. El pasado 21 de marzo, el Tribunal Supremo revisaba el recurso de apelación presentado por Iñaki Urdangarin ante la sentencia que lo condenaba a seis años y tres meses de prisión por diferentes delitos vinculados con el citado caso de corrupción. La fiscalía del Alto Tribunal solicitó el incremento de la pena hasta diez años. Se espera que en las próximas semanas se emita el fallo que decidirá definitivamente la libertad de Iñaki Urdangarin, y por ende, el futuro de la infanta Cristina.
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