El duque de Edimburgo (96 años), esposo de Isabel II (91), abandonó este viernes el hospital londinense King Edward VII, donde ha permanecido ingresado durante diez días tras haberse sometido a una operación de cadera, confirmó un portavoz del palacio de Buckingham.
A su salida del centro médico, las imágenes mostraban a un príncipe Felipe con un aspecto físico físico bastante deteriorado, mucho más delgado y con unas profundas ojeras rojas que han llamado la atención de los medios que le esperaban en el exterior del hospital.
El esposo de Isabel II fue dado de alta este mediodía y saludó con la mano a las personas que se encontraban a la salida del hospital, antes de meterse en un vehículo Range Rover que le esperaba.
En un comunicado, ese portavoz oficial indicó que el duque de Edimburgo continuará su recuperación en el palacio de Windsor y trasmitió el "aprecio" de duque por "los mensajes de buenos deseos que ha recibido".
Este jueves, el príncipe Felipe recibió la visita durante unos 50 minutos de su hija Ana (67), quien reveló que su padre se encontraba "en buena forma". Los medios británicos apuntan a que el marido de Isabel II, retirado oficialmente de la vida pública desde el pasado verano, ya ha comenzado su recuperación tras la intervención de cadera y se mueve ayudado por un bastón o muletas.
Los expertos médicos han indicado que apenas unas semanas después de una operación de reemplazo de cadera de este tipo, los pacientes son capaces, habitualmente, de volver a la normalidad.
También la reina madre, Elizabeth Bowes-Lyon, se sometió a dos operaciones de este tipo que se saldaron con éxito: una en la década de los 90, cuando tenía 95 años, y otra segunda, con 97, tras sufrir una caída.
La prensa local baraja que el próximo compromiso real al que acudirá el duque será la boda de su nieto Enrique (33) con su prometida Meghan Markle (36), programada para el 19 de mayo.
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