En su segundo acto de agenda pública para esta semana, la reina Letizia (45 años) tiene previsto viajar hasta Ginebra. Como presidenta de Honor de la Asociación Española contra el Cáncer, visitará la sede de la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC) para conocer de primera mano su labor e impacto global y, además, explorar de qué manera España puede ser más activa en la lucha internacional contra esta enfermedad.
Ginebra no sería una ciudad tachada en rojo del mapa personal de los miembros de la familia real si la infanta Cristina (52) e Iñaki Urdangarin (50) no la hubieran seleccionado como ciudad refugio mientras se dirime todo el proceso judicial del caso Nóos. Debido a la presunta mala relación que los reyes de España mantienen con los que fueran los duques de Palma, siempre han evitado desplazarse hasta la citada ciudad suiza salvo que la agenda lo exija. De hecho, este es el segundo viaje que la Reina hace en solitario a Ginebra en tan solo siete meses. El pasado mes de octubre, tuvo una importante reunión de trabajo en la sede de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de Ginebra y las preguntas, una vez más, quedaron en el aire.
¿Habría encuentro privado con la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin? ¿Pasaría por casa de sus cuñados para hacer una visita familiar a sus cuatro sobrinos? Ni lo uno, ni lo otro. Ni está, ni se le espera. En aquella ocasión, la Reina volvió a demostrar que hace años trazó la línea definitiva entre ella, la hermana de su marido y el esposo de esta, "su peor enemigo". Voló enfundada en un vestido trench de Burberry y con las mismas, terminada su jornada laboral y su encuentro con el director general Tedros Adhanom Ghebreyesus, volvió a Madrid. Se espera que en esta ocasión siga el mismo itinerario.
La última vez que la infanta Cristina y la reina Letizia cruzaron miradas fue en el vigésimo quinto aniversario de la muerte del padre del rey Juan Carlos I (80), don Juan de Borbón, el pasado 3 de abril en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial de Madrid. Los exduques de Palma se encuentran en Ginebra desde hace algo más de cinco años, un exilio forzado que tuvo lugar tras la explosión pública del caso Nóos en el que tanto Iñaki como Cristina estuvieron envueltos e imputados hasta el que juez absolvió a la hija del Rey. No así a su marido, quien se encuentra a la espera de la resolución del recurso de apelación presentado en el Tribunal Supremo contra la sentencia que en la Audiencia de Palma lo condena a seis años y tres meses de prisión, con posible incremento de la pena por petición de la Fiscalía hasta los diez años de privación de libertad. La decisión del Alto Tribunal, y por ende, del futuro de Urdangarin, se conocerá en los primeros días del mes de junio.
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