Lalla Salma, la esposa del rey de Marruecos desaparece de la corte sin dejar rastro
Fuentes cercanas al Palacio han confesado a JALEOS que la que fuera mujer del rey de Marruecos, Mohamed VI, está bajo custodia tras la noticia de su separación. Nunca se ha hecho pública la noticia de su separación en el país.
1 julio, 2018 00:06Noticias relacionadas
Es un hecho que la princesa Lalla Salma (40 años), casada durante 16 años con el rey Mohamed VI (54) y madre del heredero a la Corona en Marruecos, Moulay Hassan (15), ya está fuera de la familia real. Así lo acredita su ausencia esta semana en la inauguración del Festival de Músicas Sacras de Fez, donde cada una de las ediciones pasadas consiguió acaparar la atención con sus caftanes modernos y coloridos, y su melena pelirroja ondeando al viento.
Este evento cultural en su ciudad natal es una cita fija para la que hasta 2018 fue la consorte real. Solo dos meses después de dar a luz salió del Palacio para acudir a este mismo festival, que organiza el Alto Patronato de Su Majestad el Rey Mohamed VI, del brazo de la reina Rania de Jordania (47). Mientras los rumores crecen en Marruecos, y los ciudadanos se preguntan si realmente se han divorciado los reyes, los hechos corroboran la separación de la pareja.
En esta ocasión, tomó el relevo la hermana pequeña del monarca, Lalla Hasna (50), con su moño habitual y también vestida con un caftán tradicional. En un acto oficial, pasó revista a las fuerzas auxiliares que le hicieron los honores en la plaza Bab Al Makina de Fez, antes de saludar al ministro de Cultura, Mohamed Laaraj (54); a las autoridades regionales y locales; y al equipo organizador del Festival de Músicas Sacras. Posteriormente, se unió a la tribuna oficial desde donde siguió el concierto. Y al final de la noche, fue recibida por los encargados de la creación artística inaugural de esta vigésimo cuarta edición.
Lalla Hasna, que dirige la Fundación Mohamed VI de Protección al Medio Ambiente, ya remplazó a su cuñada en la inauguración de la Biblioteca Nacional de Qatar una semana después de que la revista española ¡HOLA! publicara la noticia del divorcio real. Ella también está divorciada, como su hermana Lalla Meryem; y entre ambas, junto al otro varón, Moulay Rachid, se están repartiendo los actos de la monarquía en ausencia de Mohamed VI, que reside la mayor parte del año en Francia.
En 2000 comenzaron a representar a la Casa Real en actos sociales, y en ese momento Lalla Meryem, presidenta de la asociación marroquí de apoyo a Unicef, ejercía las funciones de primera dama. La vimos luciendo un caftán blanco junto a Mohamed VI en la Casa Blanca en una cena con el matrimonio Clinton. También acompañó al soberano en una visita oficial a España.
No se confirma el divorcio en Marruecos
El palacio sigue sin confirmar el divorcio de los reyes y los marroquíes se preguntan "¿dónde se metió la princesa?". No se le ha visto en todo lo que llevamos de año, ni en un acto público ni haciendo vida en Rabat. Allí creció con su abuela tras la muerte de su madre y se casó con el rey Mohamed VI en 2002.
La noticia del divorcio la publicó ¡HOLA! este mes de marzo, poco después de que el rey se sometiera a una intervención de arritmia cardíaca en París. Las fuentes, que no se mencionan en el reportaje, son las propias hermanas del monarca, según pudo saber EL ESPAÑOL, con las que además la princesa nunca consiguió mantener una buena relación.
Diplomáticos en Rabat aseguraron este medio que el divorcio nunca se hará público y tampoco se hablará de ello porque el rey es el encomendador de los creyentes, representa la máxima autoridad religiosa, y la sociedad no vería bien un divorcio de quien tiene que dar ejemplo. Lo dejó claro el portavoz del Gobierno, Moustapha El Khalfi (45), leyendo un comunicado de la Casa Real: "La única institución competente para hablar de la monarquía es la misma familia real". El político desapareció y dejó a un periodista con la palabra en la boca cuando le cuestionó por un posible divorcio en una comparecencia semanal en el Parlamento marroquí.
Sus últimas apariciones fueron a finales de 2017 en Marrakech. En octubre presidió la inauguración del Museo de Yves Saint Laurent radiante con un vestido rosa con estampado de colores que acompañó de un cinturón y unos zapatos verdes. Esa misma jornada visitó el Auditorio Pierre Bergé, pareja del diseñador, donde fue recibida por el violinista Renaud Capuçon (42).
El 23 de noviembre lució un vestido negro por encima de la rodilla con un cinturón dorado en el Palacio de Congresos de la ciudad roja. Otorgó varios premios a personas que han trabajado en combatir el cáncer. Llama la atención que a pesar de su compromiso con esta enfermedad y, siendo embajadora de buena voluntad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los últimos seis meses tampoco haya atendiendo la Fundación de Prevención y Tratamiento del Cáncer que preside en Marruecos.
La última instantánea suya como consorte real es el pasado 12 de diciembre en el Museo Mohamed VI de Rabat en la ceremonia en honor a la memoria del artista Mohamed Amine Demnati, con un blusón negro de manga tres cuartos con adornos de encaje blancos sobre un pantalón con joyas discretas y con el cabello alisado. Más complicado es encontrar imágenes de Lalla Salma acompañando al rey. No se les ve juntos desde abril de 2017, en un viaje oficial a Cuba y Miami.
"Parece que se la haya tragado la tierra"
Anterior al Festival de Fez, durante este año, la princesa ya se había ausentado en otras fechas tan señaladas como su 40 cumpleaños, el 10 de mayo; o dos días antes en el de su hijo Moulay Hassan. En esa fecha tan señalada, el heredero -que cumplía 15 años- apareció solo junto al monarca en !HOLA¡ Maroc. Aquel fue el segundo reportaje en el que se echó en falta la presencia de la princesa.
"Parece que se la haya tragado la tierra", comentan los ciudadanos más curiosos y atrevidos, porque no es habitual hablar de la monarquía en Marruecos, a la que se le quiere y respeta mucho. Los rumores la sitúan en Marrakech y en Rabat, en todo caso en Marruecos. No parece que se haya fugado a la mansión que adquirió por un valor de 3,8 millones de euros en la isla griega de Kea en 2017.
Varias fuentes cercanas al Palacio explicaron a JALEOS que está bajo custodia pero no en el Palacio Real, donde no pernocta ni el propio monarca cuando está en Rabat, porque tiene una casa en la zona residencial de Soussi. No resultaría extraño que la madre del heredero permaneciera encerrada porque así vivieron las 80 concubinas del harén de Hassan II, de las que 40 las había heredado de su padre Mohamed V.
Ningún monarca se había casado con una única mujer antes, fue Mohamed VI en 1999 el pionero en hacerlo y en aparecer en público junto a Lalla Salma para anunciar su compromiso en 2001. Normalmente el pueblo no volvía a saber de las mujeres que se convertían en esposas de los monarcas, recluidas en lugares apartados de la vida pública. Una especie de encarcelamiento pero rodeado de lujo, según se desprende de las descripciones literarias.
Salma Bennani, nombre de soltera de la princesa, no podrá volver a casarse porque "no consentirían que el heredero tuviera hermanastros", según fuentes diplomáticas. Así pasa a convertirse en la madre del próximo rey y difícilmente podrá volver a ejercer su profesión de ingeniera informática. Queda la duda de si tendrá la oportunidad como Lalla Latifa, la madre de Mohamed VI, de optar por el destierro voluntario fuera de Marruecos.
Por su parte, el rey Mohamed VI a punto de cumplir 54 años luce una silueta mucho más estilizada por París, donde ha pasado la mayor parte del año. Sigue haciéndose selfies y colgándolos en la redes sociales. La última imagen después del Ramadán en la Biblioteca de París. A algunas amistades no les ha sentado bien la separación y mantienen una relación tirante con el monarca. Es el caso de la esposa de Aziz Akhannouch (57), ministro de Agricultura y Pesca, e íntimo amigo del monarca. La empresaria Salwa Idrissi, muy cercana a Salma Lalla, no parece estar de acuerdo con la decisión real.
Los medios desprestigiaron a la princesa
La desaparición podría estar orquestada: primero la ausencia, después la campaña de desprestigio en los medios, la sustitución y el silencio. El diario digital marroquí Le Crapouillot marocain criticó la falta de la princesa en la foto que mostraba al rey junto a sus hijos y hermanos en un hospital parisino recuperándose de la operación de corazón. En el artículo La ausencia de una princesa diletante la tildaron de "desdeñosa y superficial", publicaron que prefería pasear por las calles soleadas de Marrakech que el frío invierno francés, y que estaba "más obsesionada con su imagen glamurosa que con el deber natural de cuidar de su marido".
En un segundo reportaje, La "genial actitud" engañosa de una princesa, aseguraba que tiene un carácter "colérico", que es "desdeñosa en su trato con los demás" y que tiene un "ego excesivo y una preocupación desproporcionada por la apariencia y la imagen". La consideran "testaruda" porque a pesar de las "llamadas al orden recurrentes de su marido, se ha batido en duelo con los miembros de la familia real, el entorno del soberano y con el personal a su servicio".
Su fuerte carácter quedo en evidencia en Qatar en 2010, cuando se negó a ponerse un velo para combatir el discurso de los integristas. También sorprendió su aparición hablando marroquí dialectal en el vídeo promocional La Fundación Lalla Salma, 10 años, y ya una formidable historia con motivo del décimo aniversario de la fundación de cáncer que preside.
A pesar de que modernizó la monarquía alauita y contribuyó a dar valor a las mujeres marroquíes, parece que para Salma Bennani se terminó el cuento de hadas, que comenzó cuando se casó con el Rey Mohamed. Se echará de menos su estilo refinado y su glamour, toda una referencia para las marroquíes y para los aficionados a la moda.
En España se le tiene especial cariño. Su primer recibimiento a unos reyes fuera de las dependencias palaciegas fue en 2005 a los monarcas españoles, ahora eméritos. La vimos vestida de manera occidental, en la primera visita de Felipe VI y Letizia Ortiz a Marruecos en 2014, rivalizando en glamour con la reina española vestida con un traje de chaqueta rojo o un caftán tradicional blanco.
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