La infanta Cristina (53 años) esta viviendo uno de sus peores momentos tras el encarcelamiento de Iñaki Urdangarin (50), un duro golpe que le obliga a viajar a España desde Ginebra para poder visitar el centro penitenciario de Brieva (Ávila) donde cumple una condena de cinco años y diez meses. El exduque de Palma recibió el domingo 24 de junio la primera visita de su mujer que no ha estado exenta de polémica por el trato de favor que recibió.
El Ministerio del Interior ha justificado este trato y ha especificado que se trata de un "trato adecuado a circunstancias de seguridad y orden del establecimiento penitenciario". Según revelaron fuentes penitenciarias, el equipo de seguridad de la infanta Cristina comunicó a Brieva que la mujer de Iñaki iba a acudir al centro penitenciario con tan sólo unos minutos de antelación.
Las palabras que anunciaban la visita también comunicaban la necesidad de que todo estuviera dispuesto para su llegada que se produciría entorno a las 14 horas, momento en la que el primer turno de visitas ya había concluido. La dirección de la cárcel dio órdenes estrictas de que todo sucediera con discreción con el objetivo de que la visita pasara inadvertida.
La infanta Cristina entró al centro montada en una furgoneta con los cristales tintados y no tuvo que entrar a pie ni pasear por los alrededores como hacen el resto de familiares, según adelanta El Correo. Los funcionarios no dieron el alto a la furgoneta y tampoco hubo una identificación previa de hija del rey.
El común de los visitantes tienen la obligación de esperar a ser llamados en una sala para poder visitar a los presos, paso que ella tampoco siguió. Directamente la condujeron al módulo en el que se encuentra su marido. Los familiares que acuden a la cárcel abulense tienen en deber de hacer cola en el locutorio para poder acceder a la comunicación con el preso pero Cristina tampoco espero ese tiempo.
La infanta Cristina tardó cerca de cinco minutos en pasar todos los controles, un proceso que suele alargarse durante más de media hora. Cristina e Iñaki estuvieron hablando juntos durante 40 minutos. El final de la visita concluyó con la salida en un vehículo privado y sin parar por el control de salida. Cristina de Borbón lució durante toda la visita un gesto serio y la cara compungida.
La infanta Cristina ha recibido un trato de favor, justificado por el miedo a que salgan a la luz las imágenes de uno de los miembros de la familia real entrando al centro penitenciario de Brieva.
Parece que uno de los apoyos fundamentales para la hija del rey es su amiga Rita Allendasalazar, íntima de la infanta Elena (54) y que posee una finca próxima a la prisión que podría haber sido su refugio durante la visita a la prisión.
Iñaki Urdangarin ya ha recibido dos visitas desde su entrada en prisión el pasado 18 de junio: la de su mujer y la de su madre Claire Liebaert (83). La de su progenitora fue la primera visita que tuvo el exduque en la cárcel, también realizada en la máxima cautela y discreción.
[Más información: La casa refugio de la infanta Cristina, próxima a Brieva, que utiliza para visitar a Urdangarin]