El Rey Felipe VI (50 años) está disfrutando, un año más, de las aguas de Palma de Mallorca como más le gusta: entrenando y participando en las regatas. Este año se suma a la regata Copa del Rey Mapfre con el Aifos, un barco cedido a la Armada.
El Rey llegaba al Real Club Náutico de Palma tras finalizar la jornada demostrando estar muy unido e integrado con el resto de la tripulación, con los que no dudó en compartir risas y charlas distendidas. Recogiendo el material junto a sus compañeros y saliendo del barco pudimos ver al Felipe en su salsa pese a la ausencia de su padre.
Tras un intenso día el Rey quiso comentar cómo había ido la jornada: "Bueno, bien, una bien y una mal". Una escueta valoración que Felipe VI hizo al abandonar el Club Náutico.
Para Su Majestad el mar forma parte de su vida, igual que para el resto de la Casa Real. Ya es bien conocida la pasión del Rey emérito y aunque este año no podrá disfrutar del verano en alta mar, la Infanta Elena (54), acompañada de su hija Victoria, le suplen retomando esta afición compartida por todos.
Durante la jornada de ayer y, tras 11 años de ausencia, la hermana de Felipe salió a entrenar durante varias horas para familiarizarse con el Titia, el barco con el que competirá en una categoría diferente a la del Rey: la de seis metros clásicos.
La Casa Real sabe mejor que nadie sacarle partido a la isla. Paseando por el mercado o asistiendo a conciertos, la familia se entretiene y deja verse durante sus vacaciones de manera distendida y jovial en un intento porque sus vacaciones sean lo más normales y discretas posibles.
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