La Familia Real Británica no ha faltado a su tradiciona misa de Navidad, que ha tenido lugar en la iglesia de Santa María Magdalena en Sandringham, donde han pasado estos días los duques de Cambridge y los de Sussex. Todos ellos han acompañado a la reina Isabel II (92 años) al acto. La soberana ha saludado sonriente y de manera amable a todos los que se dieron cita en el paseo de la Familia Real, que llegaba hasta el templo religioso, para poder ver de cerca a todos los miembros de la Monarquía Británica, entre los que cabe destacar la presencia de Meghan Markle (37).
Es la segunda vez que Meghan asiste a este importante evento. Si bien es cierto que el pasado año fue una de las protagonistas al ser su primera vez en el evento como prometida del príncipe Harry de Inglaterra (34), en esta ocasión también ha sido el centro de todas las miradas como miembro de la Monarquía. En primer lugar, por su impresionante vestido negro, que no ha pasado desapercibido entre los cientos de personas que allí se dieron cita. Un impresionante modelo que resalta su tripa a sus cinco meses de embarazo.
Las diferencia de estilos entre duquesas de Cambridge y de Sussex ha vuelto a confirmarse este martes. Kate Middleton (36) ha optado por el rojo, y ha lucido un abrigo ceñido granate con cuello de terciopelo, que ha complementado con unos guantes a juego con el diseño. Meghan, sin embargo ha optado por darle un toque moderlo a su look con un diseño de la firma de Victoria Beckham (44). Esta se siente más cómoda en los registros oscuros, tal y como acostumbra a hacer en sus últimas apariciones públicas. Con un tocado de plumas en color azul oscuro, un abrigo abierto de corte clásico y un vestido de escote acompañado de unas botas de piel negras, se ha ganado de forma definitiva a todos los ingleses.
Gracias a este diseño se ha podido apreciar a la perfección sus cinco meses de gestación, y con ello la duquesa ha obviado, de nuevo, el protocolo habitual en este tipo de eventos. Pese a los continuos rumores que hablan de una mala relación entre las duquesas, ambas se mostraron muy unidas y conversaron de forma amigable durante el camino hasta la iglesia.
Su marido, Harry de Inglaterra, estuvo muy pendiente de Meghan en todo momento. Ambos anunciaron hace muy poco su mudanza de Kensington a Frogmore Cottage, que tendrá lugar a principios del próximo año, justo antes del nacimiento del que será su primer hijo.
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