La reina Isabel II (92 años) es la única persona en Reino Unido que se pone al volante sin permiso de conducir, un beneficio del que solo goza el soberano o soberana británica. Ahora que la monarca está a punto de cumplir 93 años (el próximo día 21 de abril) ha decidido dejar el volante aparcado en la vía pública de su flota de Jaguars y Land Rovers por recomendación de sus asesores de seguridad. No obstante, seguirá conduciendo por los caminos privados de sus haciendas en Windsor, Balmoral (Escocia) o Sandringham.
Hace muy poco era habitual pasear por parte de Reino Unido y encontrarse con una comitiva oficial en la que se podía ver a la reina conduciendo, escoltada por la policía y el servicio secreto británico.
Lo cierto es que Isabel II es una gran aficionada a los coches y conduce desde muy joven. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial que se alistó de joven en el Servicio Territorial Auxiliar de Mujeres y se formó como conductora y mecánica.
La decisión de dejar de conducir ha surgido a raíz del accidente que provocó hace un par de meses su marido, el duque de Edimburgo (97). El príncipe Felipe conducía cerca de Sandringham y se incorporó a una carretera primaria provocando un choque contra un vehículo en el que viajaban dos mujeres con un bebé. Una de las ocupantes resultó herida.
Este accidente provocó una gran polémica por la actitud del duque, por si debió ser multado y/o procesado o sobre si se le perdonaba por el privilegio de ser quién era. Al cabo de unos días, y tras las críticas en televisión, el duque mandó una carta de disculpa.
Muchas personas a su edad pierden las habilidades físicas para conducir y con esto, no se les renueva el carnet de conducir. Tras varias semanas de controversia, el príncipe Felipe aceptó dejar de conducir de nuevo en la vía pública. Una decisión que ahora ha copiado su esposa.
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