En esta época del año poco importa ser parte de la Familia Real y vivir en un palacio que no. Vestirse durante el entretiempo es cuestión delicada, tengas la cartera llena o no. Hace frío, luego sale el sol y te asas de calor. Todas tenemos nuestro armario con una mezcla extraña de invierno- verano.
La reina Letizia (46 años) no puede escaparse de esta locura meteorológica y ella también sufre a la hora de combinar estilismos.
Y en este acto del miércoles no ha hecho una excepción. La Reina ha inaugurado las obras de accesibilidad realizadas en el Real Monasterio de la Encarnación que ha acondicionado sus instalaciones para personas con discapacidad física y visual, gracias al Real Patronato sobre Discapacidad. Para el acto ha reciclado y mezclado dos estilismos que quedan un poco extraños.
Lo que más destacaba del outfit era un vestido verde de la marca Sandro, hecha en Francia. La prenda, realizada en seda, imita los dibujos de un pañuelo. Es de manga larga, de cierre cruzado y largo midi. Cuando lo estrenó, lo podías comprar en la web de la firma por unos 300 euros. Letizia lo llevó por primera vez en diciembre y el vestido vivió el efecto Letizia, ya que se agotó a las horas de llevarlo ella.
El vestido es una prenda ligera, en seda que pierde toda su frescura al combinarlo como lo ha hecho la Reina. Puesto en plan capa, Letizia ha llevado un abrigo de lana prensada en negro de Carolina Herrera, quitándole toda la gracia.
Lo mejor de todo el look, los salones negros de Prada, los 600 euros mejor invertidos de todo el armario real.
Suponemos que la esposa de Felipe VI (51) ha llevado bolso, pero no lo hemos visto, ya que se lo ha debido dar al ayudante para liberarse las manos para el acto.
Como joyas ha vuelto a elegir los pendientes Doble Daga de Gold & Roses, de oro blanco y diamantes que no se quita. Para tenerlos en tu joyero vas a tener que ahorrar un poco, porque cuestan 2.125 euros.
Mañana volveremos a ver a Letizia en Burgos, y por la racha que llevamos, veo que no tendremos nada nuevo que comentar.
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