El nombre de Rose Hanbury (35 años) sigue ligado a la polémica, sobre todo en los tabloides británicos. La supuesta amante del príncipe Guillermo (36) no para de ser protagonista en los titulares de los principales diarios ingleses. El flujo de información es incesante sobre lo que ocurre tras las puertas de palacio con el último escándalo que acusa de infidelidad al futuro rey de Inglaterra. El tema que está actualmente en boca de todos los vecinos de Reino Unido es lo sucedido en la cena de gala en honor a la visita de Donald Trump (73) y su esposa, Melania (49), que implica directamente a Kate Middleton (37) y Rose.
Fue el último encuentro entre la duquesa de Cambridge y la todavía esposa de séptimo marqués de Cholmondeley -se agudizan los rumores de divorcio-, donde la tensión entre ellas fue más que evidente. La incomodidad de Kate llegó mucho antes de la aquella cena. Ya cuando echó un vistazo a la lista de invitados al banquete, enseguida se percató de la presencia de Hanbury, y gracias a su poder royal tomó una rotunda decisión: "Kate exigió hablar con el principal asistente de la reina y dijo que quería estar segura de que en el salón ella estaría sentada en el lado opuesto del asiento asignado a Rose. La reina Isabel II (93) aprobó su petición en el último momento sabiendo lo catastrófico que resultaría que Kate se retirara de la cena inesperadamente", recoge el portal Express.co.uk.
Cuando se dirigían en automóvil al palacio de Buckingham aquella noche del 3 de junio los duques de Cambridge mantuvieron unas arduas palabras, según la información de The Sun: "Kate le dijo a su marido que no le permitía ni siquiera hacer contacto visual con Rose, y mucho menos saludarla o entablar una conversación con ella".
Además de lo advertido a Guillermo, "Kate se aseguró de que su asistente tuviera un ojo puesto en Rose todo el tiempo para asegurarse de que nunca se acercara demasiado. Rose estuvo distraída toda la noche con otras personalidades invitadas al acto, lo cual fue muy claro para que todos la vieran bien e interpretaran que no ocurría nada". Siguiendo las exigencias de Middleton, los duques y Rose Hanbury estaban sentados en ambos extremos de la sala para asegurarse de que no había oportunidad para ninguna interacción incómoda.
Sin embargo, la tensión era evidente. Tanto que incluso, según redacta el Daily Mail, Donald Trump hizo un comentario sobre la incómoda atmósfera que se respiraba en esa sala. Un instante después del irónico comentario del líder estadounidense, una rápida Camilla de Cornualles (71) trató de acallar esas palabras y restarles importancia haciendo una broma inapropiada acerca de un episodio de Kate con los juguetes de sus hijos. Aparentemente, Middleton intentó huir entre lágrimas del lugar, pero se contuvo por la presencia de altos cargos británicos e internacionales congregados ante ella. Los tabloides ingleses atribuyen ese llanto a la tensión por la presencia de Hanbury y su cercanía con Guillermo.
Rose, hundida y aislada tras el escándalo
La situación de Hanbury ha despertado la alarma en su entorno más cercano. Según publica The Mail on Sunday, la marquesa de Cholmondeley está "muy sola" y "cada vez más aislada", después de que el pasado mes de abril se la señalase como la mujer con quien el duque de Cambridge habría sido infiel a su esposa.
Parte de esa 'depresión' que vive la aristócrata se debe a que, según el diario Express, "no asume la eliminación gradual de sus reuniones con Kate y Guillermo que antes era muy habituales", pues es que además de amigos eran vecinos de Windsor. Tampoco se ha tomado muy bien la bajada clara que ha experimentado su estatus social tras el escándalo de la supuesta infidelidad, lo que ha ocasionado que su círculo aristócrata y de nobleza no vea con buenos ojos juntarse con ella.
Cuando Kate rompió relaciones con ella, la actitud de Rose cambió y preocupó a su entorno. "El movimiento de la duquesa de Cambridge ha causado una gran angustia en ella", confirmaban al mencionado periódico inglés fuentes cercanas a Hanbury hace apenas unos días.
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