Hay una persona que ha sufrido mucho, en silencio, desde que el escándalo de los supuestos abusos sexuales orquestados por Jeffrey Epstein viera la luz: Beatriz de York (31 años). La presunta implicación de su padre, el príncipe Andrés (59), en todo el entramado ha supuesto no solo un desdoro en su imagen, sino que para su hija ha implicado la paralización de los trámites de su boda. La reina Isabel II (93) dio el frenazo al enlace y supuso un trago amargo para Beatriz en medio de su felicidad.
Y es que, esa boda constituye un acontecimiento un tanto incómodo dada la situación pública y mediática del duque de York. Sin embargo, eso podría cambiar en breve. Isabel II ha dado de nuevo el aprobado y todo indica que el enlace tendrá lugar a principios del año 2020. Eso sí, sin mucho aspaviento ni ruido mediático; a puerta cerrada y ante un presumible número reducido de invitados.
Según desliza una fuente de Palacio al tabloide Daily Mail, la Reina habría consentido que, finalmente, Beatriz pueda hablar de boda y fecha sin cortapisas ni oscurantismos: de este modo, cuenta con el permiso para poner fecha a su boda en el nuevo año. Así, lo más probable, según esta fuente, es que la princesa haga el esperado anuncio en la segunda semana del mes de enero y que la ceremonia se celebre a principios de junio.
Sí, enlace y felicidad, pero con una única condición impuesta por Isabel II: casamiento pero con la excepción de que no tenga lugar el 16 de junio de 2020, fecha en la que se disputa Ascot, el evento ecuestre favorito de la Reina y al que procura no faltar ningún año. Las carreras de caballos son uno de los espectáculos que más le apasionan y no está dispuesta a perdonarlo. En este punto, solo queda por conocer algunos detalles, como la fecha y el lugar, pero, sobre todo, en qué punto estará la imagen pública del príncipe Andrés para entonces.
Andrés, apartado de sus funciones
A mediados de noviembre el príncipe Andrés anunció que abandonaba "por ahora" sus "funciones públicas", tras verse involucrado en un escándalo por sus vínculos con el malogrado empresario estadounidense Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual de menores. El duque de York admitió en un comunicado que sus circunstancias personales han supuesto un "importante trastorno" para la Familia Real británica. "Continúo lamentando inequívocamente mis erróneos vínculos con Jeffrey Epstein", indicó el príncipe, que asegura que ha recibido el beneplácito de la soberana británica para alejarse de la vida pública. Su amistad con Epstein, que apareció ahorcado en su celda de Nueva York el pasado agosto, ha causado controversia después de que el príncipe haya admitido que se hospedó varias veces en residencias del empresario.
Epstein fue detenido el pasado 6 de julio tras aterrizar en Nueva Jersey acusado de tráfico sexual de menores, cargos parecidos a los que afrontó hace una década en Florida y que sorteó con un acuerdo con la Fiscalía. El millonario estaba encerrado sin fianza en una penitenciaría de Nueva York a la espera de juicio. Epstein intentó suicidarse aparentemente el 23 de julio, algo que finalmente logró en un segundo intento el pasado 10 de agosto. Aunque el forense confirmó el suicidio como causa de la muerte, el hecho de que no estuviese sometido a vigilancia tras el primer intento generó múltiples teorías dadas las influyentes amistades del millonario, entre ellas el príncipe Andrés de Inglaterra.
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