Tras ser acusado de participar en una orgía con menores, el príncipe Andrés de York (59 años) no es el primero ni el último miembro de una familia real que ha sacado los colores al linaje de sus ancestros. En los últimos años, algunos de esos ilustres personajes han copado las páginas de la prensa sensacionalista por sus salidas fuera de tono o sus disparatadas vidas personales.
El más veterano en estas lides es Ernesto de Hannover (65), el aún todavía esposo de Carolina de Mónaco (62), cuyas borracheras son antológicas. El consumo del alcohol le provoca un carácter tan irascible que no duda en pegar paraguazos a los paparazzi, orinar en plena calle o caer desplomado en la boda de su hijo Christian (34) en Lima.
Su prima hermana, la reina Sofía (81), tampoco está pasando un buen momento a raíz del escándalo del caso Nóos, que salpicó a su hija, la infanta Cristina (54), y a su yerno, Iñaki Urdangarin (51). Mientras la duquesa de Palma consiguió salir indemne, el duque fue condenado a seis años y tres meses de prisión por malversación, prevaricación, fraude, tráfico de influencia y dos delitos fiscales. El exjugador de balonmano saldrá de prisión durante cuatro días para celebrar las Navidades en casa.
Tampoco hay que olvidarse de Juan Carlos I (81) tras salir a la luz su tórrido romance con Corinna (55), sus cacerías africanas y un tema muy peliagudo que, de confirmarse, podría ensuciar aún más el nombre de los Borbones. Al parecer, el emérito ha amasado una fortuna incalculable debido a chivatazos procedentes del Ibex 35, el principal índice bursátil que recoge las empresas más importantes del país y con mayor liquidez.
En Noruega, la princesa Marta Luisa (48) ha ensombrecido en los últimos meses la Casa de Glücksburg debido a su última relación sentimental con el chamán Shaman Durek, junto al que ha realizado conferencias espirituales y sanadoras.
Su hermano Haakon de Noruega (46) puso el grito en el cielo y le instó a que no utilizara el título de princesa con fines comerciales. Anteriormente, Marta Luisa estuvo en boca de todos tras su matrimonio con el escritor Ari Behn, con quien tuvo a sus tres hijas (Maud Angelica, Leah Isadora y Emma Tallulah) y quien había coqueteado con las drogas, se había disfrazado de drag queen en Barcelona y había pedido limosna en las calles de Londres.
En Bélgica también andas las cosas revueltas. El príncipe Laurent (56), hermano del rey Felipe (59), ha manifestado estar "cansado de ser príncipe" y, por ello, se comporta esquivando las reglas. En la pasada Fiesta Nacional se saltó el protocolo al no saludar protocolariamente ya que prefirió hablar y jugar con su móvil. Y por si fuera poco, en los últimos años se ha reunido clandestinamente con personajes malditos como Gadafi, lo que le ha granjeado su enemistad con el gobierno. Su padre, el exrey Alberto II (85), tuvo una hija bastarda llamada Delphine Boël de su relación con la baronesa Sybille de Selys Longchamps (78).
En la monarquía vecina de los Orange, las cosas van y vienen. Al rey Guillermo (52) y su mujer, Máxima Zorreguieta (48), les acusaron de usar paraísos fiscales para comprar una casa en Mozambique y, a principios de este año, la reina consorte estuvo en el punto de mira por un supuesto fraude fiscal en su país natal, Argentina.
Atrás quedan ya las locuras románticas de Estefanía de Mónaco (54), que llegó a casarse con su guardaespaldas, Daniel Ducruet, y el acróbata Adans Pérez, además de haber vivido en un carromato con el director del circo Knie o el sentimiento de Carlos de Inglaterra (71) por haberse convertido en el "támpax" de Camilla Parker (72) cuando el heredero a la corona británica le era infiel a Lady Di.
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