El suicidio el día de Navidad del escritor Ari Behn, exmarido de la princesa Marta Luisa de Noruega (48 años), ha causado conmoción en Noruega y generado numerosas condolencias de políticos, artistas, famosos y ciudadanos comunes. Cientos de flores y de velas depositadas por viandantes rodean desde ayer la estatua central de la plaza del Palacio Real de Oslo, adonde se han acercado muchas personas para despedir a Behn, de 47 años, cuya muerte por suicidio fue confirmada por su representante, Geir Håkonsund, el mismo miércoles.
La Policía recibió el aviso de su muerte, ocurrida en su casa de Lommedalen, en las afueras de Oslo, a las 16:47 del día de Navidad, confirmaron fuentes policiales. Ahí se desplazaron vehículos policiales y sanitarios, tras lo cual la casa quedó precintada. A los comunicados oficiales difundidos el día de su muerte por los reyes Harald (82) y Sonia (82) y los príncipes herederos Haakon (46) y Mette-Marit (46), se han sucedido reacciones en redes sociales de la primera ministra, Erna Solberg, y de los líderes de los principales partidos políticos noruegos.
"Tres niñas han perdido a su padre; muchos, a un amigo", escribió Solberg, animando a sus compatriotas con problemas mentales a llamar a los teléfonos de ayuda públicos y a "no quedarse solos y cuidarse unos a otros". Consejo que puede explicar el colapso de varios de esos servicios desde ayer, según la televisión pública NRK.
Una separación traumática
Behn y Marta Luisa, primogénita de los reyes noruegos con la que tuvo tres hijas - Maud Angelica, de 16 años; Leah Isadora, de 14; y Emma Tallulah, de 11 -, contrajeron matrimonio en 2002, se separaron en 2016 y formalizaron su divorcio, el primero en la Casa Real noruega en dos siglos, en 2017. Sus hijas comunes quedaron bajo tutela compartida.
En Infierno, su último libro, publicado hace un año, Behn relató lo dura que había sido la separación. "Lo he titulado Infierno por un motivo: trata sobre la pena por todo lo que no fue; y es un proceso de purificación, el intento de encontrarse a uno mismo y nuevas rutinas, de superar la oscuridad", aseguró en una entrevista con el periódico Dagbladet.
El editor de Infierno, Arve Jurtizen, reveló a NRK que intentó convencer sin éxito a Behn de que cambiase el final del libro, en el que habla de su muerte y se despide de sus personas más cercanas. "Recuerdo que quise persuadirlo de que debíamos elegir un final un poco más esperanzador y positivo, pero estaba decidido. Debía acabar con un texto sobre morir y despedirse. Hoy lo he ojeado. No es el día para leerlo, pero está claro que despierta reflexiones problemáticas", aseguró.
El propio Behn ya había confesado con anterioridad sus problemas personales: en una entrevista en 2009 con la revista Massiv habló de que se sentía deprimido y solo y de que no era una persona con la que era fácil convivir.
Dolor entre los familiares y el público
"Mi querido y amado Miki. No fue la oscuridad la que te llevó, sino la luz que salió a tu encuentro", escribió hoy su madre, Marianne Behn, en la red social Facebook. Además de las condolencias enviadas por las casas reales danesa y sueca, varias personalidades han mostrado su pesar por la muerte de Ari Mikael Bjørshol (su nombre completo; el apellido Behn lo tomó más tarde de su abuela), como la escritora y periodista noruega Åsne Seierstad o el actor sueco Mikael Persbrandt.
"Llevabas una luz contigo, un brillo ancestral, un calor infrecuente, ahora entiendo que la oscuridad te llevó y es tan doloroso", escribió Persbrandt, con quien en octubre inauguró una exposición conjunta.
La familia de Behn ha agradecido por medio de su representante el apoyo "abrumador" recibido en las últimas horas, mientras una antigua compañera de escuela ha organizado para este domingo en Moss, localidad del sur de Noruega en la que creció, una procesión con antorchas en su recuerdo.
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